12/17/2009

LO MEJOR PARA TODOS LOS CUBANOS

Hace unas horas, la televisión cubana mostró un reportaje en el que se aludía a algunas de las actividades contestatarias realizadas con ocasión del 10 de Diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. Aunque sin nombrarlas, el tema central del guiso periodístico eran las Damas de Blanco.

La burda intentona por restar prestigio y credibilidad a esas dignas mujeres sólo sirvió para demostrar una vez más el divorcio de la verdad que caracteriza a los alabarderos del régimen. En vista de su carencia de argumentos actuales, cocieron un rancho en el que se mezclan algunas imágenes recientes con otras que tienen años de antigüedad.

Como prólogo del bodrio, vimos la escena barriotera de una conga y las declaraciones (de alguna manera hay que llamarlas) de personas que emplean el grito y la coacción como medios para expresarse. Confieso que el baile populachero me hizo recordar décadas pasadas: ¡Quién me hubiera dicho en 1959 que los mismos que criticaban con santa indignación La Chambelona y El Mayoral, como muestra de la endeblez ideológica de los políticos de la otra era, habrían de terminar movilizando a sus adeptos a fuerza de tambores y cornetín!

Después vino la ofensa a la inteligencia ajena: se repitió la idea, ridícula en su mero enunciado, de que unas esposas y madres, para protestar por el encarcelamiento de los hombres que aman (encierro que ellas, con toda la razón del mundo, consideran arbitrario y totalmente injusto), necesitan recibir dinero y órdenes desde una capital extranjera… La solidaridad y el interés de diplomáticos acreditados en La Habana (¡felizmente, esta vez no sólo de los Estados Unidos, pues también la gran Alemania estuvo presente!) fue mostrada como supuesta prueba de injerencia y sometimiento.

La incoherencia de las tomas proyectadas como presuntos medios para acreditar las acusaciones formuladas demuestra que el objetivo central era otro: En realidad, el de infundir temor a los descontentos vergonzantes de hoy, que mañana pudieran sentirse tentados de gritar su disgusto, en especial si —como todo parece indicar, por desgracia— la situación terrible que hoy sufre el pueblo cubano se hace aún más calamitosa.

A las recientes maniobras del Bastión (que, como confesó el general Andollo, preveían un escenario de disturbios populares y no de invasión foránea), se suma ahora la manipulación grosera, que pretende identificar las protestas pacíficas de la disidencia interna con las actividades de compatriotas que desde el extranjero han optado por medios análogos a los que en su momento usaron contra Batista los actuales usufructuarios del poder. También se adivina la advertencia tácita a todo discrepante potencial: si se materializan los propósitos del régimen, ellos no deben esperar otra cosa que represión y coacción.

De todos modos, sigo confiando en las reservas de civismo del cubano. Pese al descomunal esfuerzo de medio siglo por envilecerlo y adocenarlo, por convertirlo en un obediente peón presto a aplaudir todos los actos e ideas de los amos de turno, cualquier detonante inesperado pudiera hacerlo canalizar hacia la enérgica protesta ciudadana la indignación contenida que hasta hoy sólo ha demostrado —y con gran desparpajo— cada vez que ha entrevisto la posibilidad de huir del “paraíso comunista”.

Los repetidos intentos del régimen por curarse en salud son dignos de mejor causa. Cuando la enfermedad terminal que él padece se muestre en toda su virulencia, no alcanzarán soldados, policías, ni congueros de ocasión para contener la ira del pueblo. Entonces no hará falta la orden de ningún jefe ni coreógrafo: la espontaneidad será la regla, y ya se sabe que, por desgracia, en explosiones de ese tipo, nadie suele salir ganando. Decididamente, sería preferible que los que hoy mandan crearan canales para que los ciudadanos puedan expresar de manera ordenada sus anhelos y esperanzas. Sería lo mejor para todos.

La Habana, 14 de diciembre de 2009

René Gómez Manzano

Abogado y periodista independiente

No hay comentarios:

Links







Abrir en una nueva ventana

.

.

FIRMA