Carlos Ríos Otero. (CZ).
El Curso Escolar 2009 al 2010, el 2 de septiembre lanzó su: “batalla de ideas”, representado en el eslogan: “seremos como el Che”. Que corresponde a la preferencia del Gobierno. El Granma, órgano oficial del Partido Comunista, se encargó de promover la alabanza. Captando en instantánea a escolares de primaria, supuestamente aprobando la grandilocuencia “cheista”. Y, en la enseñanza técnica y profesional, se le recordó a los jóvenes y adolescentes: “la universidad es sólo para revolucionarios”. La educación en Cuba, se encuentra toda en manos del Gobierno Revolucionario castrista.
Los jóvenes, los padres y los cubanos en general, no entendemos como: “la dirección histórica de la revolución”. Mantiene a un extranjero, que no posee atributos: ni cívicos, ni patrióticos, ni morales. Y, sea el guía espiritual de los pinos nuevos, el decir de José Martí, apóstol de los cubanos.
Ernesto “Che” Guevara, en su ciclo de guerrillero en la Sierra Maestra, se destacó en imponer la pena de muerte por una simple indisciplina. En su censurado extremismo, jóvenes y adolescentes rebeldes cayeron fulminados por el pelotón de fusilamiento, donde Guevara fungía como: oficial de instrucción, fiscal, juez y verdugo.
Ya, en la victoria en 1959, se matizó por juicios sumarísimos contra militares y funcionarios del régimen anterior. Sin pudor, subrayó en la ONU: “hemos fusilados, estamos fusilando y, si fuera necesario seguiremos fusilando”.
Como jefe del Departamento de Industria, del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), que ocupó, después de abandonar la Cabaña y antes de invadir el Banco Central. Aquí también ejecutó ideas locas. En la granja Santa Clara, en Guanábana, provincia de Matanzas. Se le ocurrió plantar dátiles para abarrotar al mercado nacional, y ser exportador al Caribe y Argentina.
Desde la Presidencia del Banco Central de Cuba, arrasó con las instituciones de créditos, financieras y los controles de contabilidad y costo y, la disciplina bancaria. Esgrimiendo que era una lucha contra el burocratismo. El Banco Nacional de Fomento Agrícola e Industrial (BANFAI), no resistió el empuje del “Che”. Guevara, dejó su impronta en los billetes de banco con su mote. No fue un constructor, sino un destructor en general de la economía.
Desde el Ministerio de Industria, adquirió del campo socialista plantas obsoletas tecnológicamente. Un día se le ocurrió montar una fábrica de lápices para escolares. Y, dominar el mercado de América Latina. La planta “Batabanó”, en un día; producía la demanda nacional y su calidad era tan pésima que hubo que desmantelarla.
Guevara, en orden relativo es más destructor que su mentor, Fidel Castro. Sólo necesitó seis anos. Mientras, Castro; lleva medio siglo destruyendo la Isla nación.
A Guevara, su furibundo comunismo lo atrapan en las tinieblas de la “desaparición” del anticomunista, popular y demócrata Comandante Camilo Cienfuegos, Jefe del Ejército Rebelde. Osvaldo Sánchez, oficial de operaciones especiales de la KGB castrista; asistió a Guevara en los fusilamientos en la fortaleza de la Cabaña. En los primeros tres meses de 1959. Ambos Maquiavelo, cimentaron una historia rápida, furiosa y sectaria. Que los conduce al eslabón perdido de la “desaparición” del comandante del sombrero de alón.
En la aventura boliviana, 1967; donde encuentra la muerte en la quebrada del Yuro. Avizora, que la última bala es para quitarse la vida y no caer prisionero. Marcos, Olo, y, los demás cumplen. Guevara le advierte al Capitán Gary Prado, quien maniobra el cerco: “soy el Che y, soy más importante vivo”. Admite a Prado que nunca fue médico. Sino, un sacamuelas. Además, charlatán y racista, como lo descubre el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, en el exilio 1956; ya desde México.
La historia patria está llena de ejemplos vivientes. Carlos Manuel de Céspedes, “Padre de la Patria”, ya en 1868 liberó a sus propios esclavos para iniciar la lucha redentora. Antonio Maceo, escenificó la “Protesta de Baraguá”, y timbró: “quien intente apoderarse de Cuba recogerá el suelo anegado en sangre, si es que no perece en la lucha”. Ignacio Agramonte, Panchito Gómez, Calixto García, Guillermón Moncada, Saturnino Lora, Juan Gualberto Gómez. El pedagogo, Luz Caballero: una pléyade de jóvenes los formó en sus amores a la patria. Mariana Grajales, Ana Betancourt, Elena Mederos. José Martí. Y, Camilo Cienfuegos.
Bien se podría aclamar: “Pioneros por Cuba, seremos como ellos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario