Por: Jorge Alberto Liriano Linares, prisionero político desde la prisión dicta los textos.
Camagüey, Cuba, 4 de septiembre, del buró de trabajo de Hablemos Press/ Una ola de jubilo y satisfacción embargó este viernes a los prisioneros confinado en la cárcel cubana conocida como Cerámica Roja, para quienes en el mundo no hayan sufrido la criminal hambruna a la que son sometidos los reos en la isla, tal vez la noticia no tenga importancia.
Es que este viernes en el horario de almuerzo las autoridades penitenciarias ofertaron frijoles colorados bien elaborados, arroz blanco, sin piedras, ni gusanos y espaguetis con jamón. Nada de transcendental extraña al sencillo menú. Sin embargo para aquellos que durante años han sufrido del flagelo del hambre como castigo, accesorio de la privación de libertad. Para quienes durante años se han visto obligados a ingerir productos alimenticios, en estados descompuestos, todo tipo de asquerosas inmundicias resulta sorprendente que un día se respeten sus derechos a la alimentación, que un día puedan comer como seres humanos.
El viernes fue un día de gloria, refieren muchos internos, pues les concedieron asistencia médica a los enfermos, los médicos vinieron a trabajar, y aparecieron los medicamentos, una esmerada atención, todo un derroche de ética y profesionalidad.
El viernes el agua potable inundó los locales de internamiento y sobró el agua para limpiar y bañarse. Este día tampoco hubo víctimas de golpizas, ni de la violencia policial. Las celdas de castigos fueron desalojadas. La sangre de los torturados que salpica las paredes fue raspada y pintada. El regocijo por sentirse humano se mezcló con incertidumbre y dudas.
Se cayó el comunismo, pensaron muchos. Llegaron los derechos humanos expresaban otros. Es milagro de Dios, celebraban los que aun les queda fe en el creador. Mientras un loco gritaba a voz en cuello Viva Obama, refiriéndose al presidente norteamericano como el benefactor de los pobres y oprimidos de este mundo.
Lo cierto es que como dice el viejo refrán la alegría en casa del pobre dura poco, y si el viernes fue de gloria por que una inspección de las instancias nacionales visitaba la prisión, en una sociedad donde la hipocresía, la indignidad, las mentiras, y las desigualdades están a la orden del día.
El propio régimen esta abrazado al engaño y mentiras desde sus inicios del poder. A pocas horas todo se derrumbó, ya volvieron los pobladores al sufrimiento de antaño, y a la barbarie ultrajante de los pesares diarios, con la esperanza soñadora de que pronto vuelvan a visitar la prisión una u otra instancia superiores del régimen, y por unas horas sentir que se respetan sus derechos como seres humanos.
Cientos de miles de personas sufren hoy tras las rejas en el interior de las prisiones cubanas. Cifras sin precedentes en nuestra pequeña isla que demuestra la manipulación, la injusticia superlativa y la doble moral del gobierno cubano, que continúa riéndose cínicamente del derecho internacional, de las naciones unidas, del consejo de derechos humanos, y de la humanidad en pleno.
Quien quiera conocer el verdadero rostro de la Cuba socialista, los invitamos a visitar las cientos de prisiones diseminadas a todo lo largo y ancho de la isla, y así podrán conocer el tronco en el ojo de quien sé rige ante el mundo el juez supremo de los valores democráticos y los derechos humanos.
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