Suceso narrado por el comunicador comunitario Lázaro Yuri Valle Roca
El 7 de septiembre de 2009 se realizó el último día de la novena a la Virgen de la Caridad del Cobre, con la pastoral penitenciaria, oficiada por el párroco Osmani en la iglesia de San Juan Bosco, ubicada en la avenida de Santa Catalína y calle Goss, en el habanero reparto de Santos Suárez.
Estaba allí presente Esperanza Valdés Martín, de 69 años de edad, que tiene sus únicos dos hijos presos, condenados a cadena perpetua por asaltar a un turista, sus nombres son: Abel Medina Valdés de 36 años de edad, tez blanca y su hermano Armando Alonso Valdés, de 39 años de edad, ellos están confinados en el 47 del Combinado del Este, prisión de máxima seguridad, y tienen cumplidos 8 años, según nos comentaba Esperanza la madre, que ahora se encuentra muy sola, ya que no tiene con ella sus dos únicos hijos, y tiene que depender de los favores de su sobrino y vecinos. Dice: “Son dos jolongos (palabra con que califican los presos la jaba en que les llevan las provisiones a prisión), y seguidamente añadió: “Lo difícil que está de buscar algo de dinero, si no tengo ni para mí, estoy obligada a depender de la caridad de amigos y familiares, date cuenta que una sola jaba me cuesta alrededor de 100 (cuc)”. Ellos estaban dentro del Combinado, algo mejor, pero así de pronto los pasaron para ese lugar llamado el 47, según se rumora es porque viene visita de extranjeros, para supervisar las condiciones en que viven los presos, así y todo no dejo de preocuparme, esta angustia no se me quita”.
Estaba allí presente Esperanza Valdés Martín, de 69 años de edad, que tiene sus únicos dos hijos presos, condenados a cadena perpetua por asaltar a un turista, sus nombres son: Abel Medina Valdés de 36 años de edad, tez blanca y su hermano Armando Alonso Valdés, de 39 años de edad, ellos están confinados en el 47 del Combinado del Este, prisión de máxima seguridad, y tienen cumplidos 8 años, según nos comentaba Esperanza la madre, que ahora se encuentra muy sola, ya que no tiene con ella sus dos únicos hijos, y tiene que depender de los favores de su sobrino y vecinos. Dice: “Son dos jolongos (palabra con que califican los presos la jaba en que les llevan las provisiones a prisión), y seguidamente añadió: “Lo difícil que está de buscar algo de dinero, si no tengo ni para mí, estoy obligada a depender de la caridad de amigos y familiares, date cuenta que una sola jaba me cuesta alrededor de 100 (cuc)”. Ellos estaban dentro del Combinado, algo mejor, pero así de pronto los pasaron para ese lugar llamado el 47, según se rumora es porque viene visita de extranjeros, para supervisar las condiciones en que viven los presos, así y todo no dejo de preocuparme, esta angustia no se me quita”.
También se encontraba Silvia González Rivero de 79 años de edad, tez negra, madre de Adrián Sayas González de 48 años, sancionado a 20 años de privación de libertas por la comisión de un delito de robo con fuerza, con la agravante de reincidir en los hechos, y tiene cumplidos 17 años de prisión. “De buenas a primera (me dice Silvia madre de Adrián) me llaman de la prisión donde estaba, para decirme que se llevaban a mi hijo para Manacas, Villa Clara, ¿bueno y ahora qué me hago yo? Además de estar carísimo comprar las cosas ya que todo lo que debes llevar, tiene que ser envasado en plástico como la pasta de dientes, y todo eso es en (cuc), para que me digan ahora que también tengo que comprar pasaje para Villa Clara, sin contar el hospedaje, como si no tuviera problemas de ningún tipo, yo quisiera que alguien me diga como puedo resolver mi situación, con 79 años que ya me pesan bastante”.
Las señoras que ofrecieron el testimonio oyendo la misa, después en el ofertorio y por último Martha Beatriz Roque, entregando una ofrenda floral por los presos José Díaz Silva y su hijo.
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