Los delegados del Poder Popular en Cuba deberían asumir sus responsabilidades a propuesta del pueblo, y tratar de solucionar los disímiles problemas que hoy afectan a la sociedad. Aunque no dirigen las unidades administrativas de su demarcación, ni realizan labores como pueden ser la asignación de teléfonos, viviendas, distribución de materiales, otorgar derechos a asistenciados para adquirir productos, etc., sí tramitan para ellos mismos todos estos privilegios, mientras las diferentes problemáticas de la población caen en saco roto.
Lo único que atañe a estos representantes, es tomar partido en las decisiones de la Asamblea Municipal, las cuales casi nunca favorecen al pueblo. Los delegados no controlan que funcionen los mecanismos existentes para resolver problemas de la población, y permiten violaciones que dan privilegios y favoritismos.
Cuando se acercan las elecciones para elegir a los delegados, se puede escuchar con frecuencia las expresiones de muchos votantes que dicen: “¿Para qué voy a votar, si no resuelven nada?"
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