LA HABANA, 14 de enero de 2008.- Ha quedado un año atrás y los cubanos dentro y fuera de Cuba arribamos a un nuevo año con muchas incógnitas, esperando a que la buena suerte nos llegue a todos. Sin embargo, muy poco o nada se sabe de lo que va a suceder en Cuba para este 2008 que a penas comienza.Para los cubanos de afuera, los del prolongado exilio, la angustia y la desesperanza ha colmado sus enlutados hogares, pues la patria encadenada se aleja cada vez más, y con ella sus recuerdos. En cambio, los que estamos adentro, continuamos bajo el poder de un solo hombre, quien a su antojo dirige el destino de todos nosotros, hasta de aquellos que más allá de nuestras fronteras marítimas, esperan con añoranza ese día en que puedan volver definitivamente a la patria de todos los cubanos.
En estos momentos Cuba continúa bajo el proceso de “elecciones”, si es que a eso se le puede llamar “elecciones”, porque en verdad es el propio régimen quien organiza y dirige este show político, donde existe un solo y permitido partido, que se postula y se elige él mismo en el poder, sin contendientes.
Éste a su vez pone en la cúspide de su pirámide, como hace cada año, y como intenta hacerlo este año otra vez, a su máximo exponente y señor, a Fidel Castro, que aunque enfermo y retirado de la escena pública, continúa dirigiendo los destinos del pueblo cubano.
Estas “elecciones” tendrán como fecha electoral el próximo 20 de enero del presente año, donde serán elegidos los candidatos a la Asamblea Provincial del Poder Popular y los candidatos a diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular, asamblea o parlamento títere de los que ostentan el poder en Cuba.
Por supuesto, los candidatos a elegir tienen que ser militantes del único partido político existente en Cuba, el Partido Comunista (PCC), o militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Se puede encontrar algún que otro religioso en dicha candidatura, quien no esconde sus simpatías por el régimen cubano, y sirve a los propósitos de la dictadura.
No obstante, pasarán estas elecciones, como sucede cada vez que Cuba entra en ese proceso, y todo continuará igual, con muy pocos cambios en sentido general. Los máximos jefes continuarán añejándose en el poder, y la democracia y la libertad serán sepultadas en el olvido una vez más.
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