1/31/2008

A golpe limpio

Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Un reciente enfrentamiento violento entre ingenieros cubanos y asesores chinos dejó serias dudas sobre la seguridad de los aparatos de diversiones chinos instalados en algunos parques de diversiones, destinados principalmente a niños y adolescentes, en la capital y otras regiones del país.

La pasada semana un grupo de ingenieros cubanos determinó que algunos de los equipos de manufactura china en fase de prueba no reunían los requisitos para ser operados, por lo que su uso fue interrumpido. Las autoridades cubanas colocaron un cartel y apostaron a un operario en el recién abierto parque de diversiones, La Isla de los Cocos (antiguo Connie Island), ubicado en el municipio Playa, al oeste de la capital.

Según varias fuentes consultadas un asesor chino rompió el cartel y empujó abruptamente al operario, por lo cual recibió la lógica respuesta del cubano. El chino tomó una herramienta como arma y otro asesor de la misma nacionalidad se le sumó en la agresión. Los trabajadores cubanos salieron en defensa de su colega y a los chinos se les armó la de San Quintín. A duras penas lograron ser sacados del lugar los cooperantes.

El incidente, presuntamente, se solucionó por obra y gracia de las autoridades inversionistas cubanas y de la Oficina Comercial China situada en el Miramar Trade Center.

A pesar de lo anterior, no son pocos los profesionales cubanos que siguen planteando dudas en cuanto a la calidad y seguridad de los equipos chinos. Según éstos, los sistemas eléctricos y otros componentes de algunos equipos como la montaña rusa, la estrella, la ranita saltarina, y otros, funcionan defectuosamente. Agregan que en Cuba existen características climáticas singulares y la mayoría de los artefactos han sido instalados muy cerca del mar, con la consecuente exposición a la acción corrosiva del salitre. Incluso, algunos ingenieros cubanos son partidarios de realizar modificaciones, pero chocan con trabas comerciales tales como la concerniente a la garantía.

Ni la Oficina Comercial anexa a la embajada china, ni la parte cubana quisieron comentar sobre el incidente acontecido y evitaron dar información referente a la calidad de los productos en cuestión.

Los padres entrevistados, ante semejantes acontecimientos, dicen que lo pensarían varias veces antes de llevar a sus hijos a estos parques de diversiones, pero carecen de otras opciones. Enumeran además otros inconvenientes: Por un lado la capacidad de los centros se limita a dos mil personas diarias, para una ciudad de más de dos millones de habitantes. Por otra parte, ya hay individuos que aprovechan la oportunidad para especular con el precio de entradas revendidas, las cuales pueden llegar a costar 10 CUC por persona. O sea, el salario promedio mensual de un obrero.

Equipos similares ya han sido instalados y se encuentras funcionando en otras áreas de la capital y en centros turísticos como el Parque Lenin, el complejo ferial EXPOCUBA y el parque recreativo Josone de la playa Varadero, sin que hasta el momento se hayan reportado accidentes.

Estos nuevos parques de diversiones representan un aliciente para la recreación de la población, ya que desde mediados de la década de los 80 casi todos los aparatos de los antiguos parques quedaron fuera de servicio. Las únicas excepciones fueron Jalisco Park, en el Vedado, y los deteriorados equipos existentes en Tarará, que fueran trasladados al barrio Alamar en fecha reciente.

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