2007-10-11. La Nación, www.lanacion.com.ar, 11 de octubre de 2007
Gabriel C. Salvia*
El pasado 2 de octubre el Consejo de Derechos Humanos de la ONU deploró, en términos enérgicos, la violenta represión de manifestantes pacíficos en Myanmar, adoptando por consenso una resolución que pide al gobierno de ese país que actúe con mesura y libere a todos los prisioneros políticos.
Asimismo, urgía al gobierno birmano a "asegurar el total respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales", y a "enjuiciar a los perpetradores de violaciones" de esos derechos.
En el país también conocido como Birmania y como Burma, no existe prácticamente ninguna libertad individual y el gobierno se dedica activamente a impedir buena parte de ellas. Allí, como en Cuba, es ilegal cualquier reunión de cierta cantidad de personas, así como cualquier expresión de oposición al Gobierno.
Lo interesante es que, una semana antes que trascendiera la sangrienta represión de la dictadura militar de Myanmar contra opositores en ese país, incluyendo a monjes budistas, el 18 de septiembre de 2007, habían sostenido una entrevista en La Habana U. Nyan Win, canciller de la nación asiática y el canciller cubano, Felipe Pérez Roque.
Simultáneamente a lo que sucedía en Myanmar, en Cuba fueron arrestados más de cuarenta disidentes por protestar por las condiciones en las que se encuentran los presos políticos n ese país. En realidad, lo que se le hace difícil a las dictaduras militares de Cuba y Myanmar es perder sus privilegios, acceder a la democracia y dejar de perseguir, encarcelar y matar a quienes piensan distinto.
* El autor es presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal).
Aparentemente, la dictadura cubana, que curiosamente integra desde su constitución el Consejo de DDHH de la ONU, participó de ese consenso, y contradijo, así, lo expresado hace quince días por su propio canciller y, especialmente, a sus propias políticas internas, las cuales coinciden con las qe se aplican en Myanmar.
En el país también conocido como Birmania y como Burma, no existe prácticamente ninguna libertad individual y el gobierno se dedica activamente a impedir buena parte de ellas. Allí, como en Cuba, es ilegal cualquier reunión de cierta cantidad de personas, así como cualquier expresión de oposición al Gobierno.
No es posible acceder libremente a la telefonía o a Internet y es constante el encarcelamiento de periodistas, artistas o ciudadanos comunes por la expresión de opiniones disidentes o el consumo de noticias prohibidas por el régimen.
La líder del principal partido disidente del país, electa primera ministra, permanece en detención domiciliaria desde 1990. Aung San Suu Kyi es la única ganadora del Premio Nobel de la Paz detenida por un gobierno.
En materia económica, como en Cuba, Myanmar controla a su discreción los precios, el comercio exterior, la propiedad, las inversiones extranjeras y el mercado en general, por lo cual no extraña que, de acuerdo con Transpaency Internacional, Myanmar sea el país más corrupto del mundo junto con Somalia.
Lo interesante es que, una semana antes que trascendiera la sangrienta represión de la dictadura militar de Myanmar contra opositores en ese país, incluyendo a monjes budistas, el 18 de septiembre de 2007, habían sostenido una entrevista en La Habana U. Nyan Win, canciller de la nación asiática y el canciller cubano, Felipe Pérez Roque.
En dicha ocasión, de acuerdo con lo publicado por uno de los órganos de propaganda oficial de la dictadura cubana, Juventud Rebelde, el funcionario de Myanmar "agradeció el apoyo de Cuba a su país" y Pérez Roque afirmó que "Myanmar es como Cuba, un país libre que tiene que enfrentar un mundo injusto y desigual, en el que se hace muy difícil para nuestros países acceder al desarrollo económico y social".
Simultáneamente a lo que sucedía en Myanmar, en Cuba fueron arrestados más de cuarenta disidentes por protestar por las condiciones en las que se encuentran los presos políticos n ese país. En realidad, lo que se le hace difícil a las dictaduras militares de Cuba y Myanmar es perder sus privilegios, acceder a la democracia y dejar de perseguir, encarcelar y matar a quienes piensan distinto.
* El autor es presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal).
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