Sucesos narrados por el comunicador comunitario Armando Rodríguez Lamas
En la calle Monte entre Indio y Ángeles se encuentra un establecimiento estatal nomrado La Favorita “Cafetería”, lugar donde se vende todo menos café. La dependienta del lugar, una joven de unos 26 años más o menos, no quiso dar su nombre, luego de la mala atención que le dio a Zoila Hernández Díaz, vecina de la calle 120 No.11308 entre 113 y 119, Marianao.
“En horas de la tarde, cerca de las seis, pasaba por el lugar antes mencionado y me llamó la atención las galletas dulces que se ofertaban. Pense, ahora compro dos libras le llevo una a mi sobrino y mi esposo y yo comemos mientras vemos una película”. Pero que poco le duró ese saboreado deseo a Zoila, quien al llegar al lugar y preguntar el precio se le contestó, en mala forma, 9.20 pesos (moneda nacional) la libra. Apreció que ya no podía comprar para su sobrinito de tres añitos, por ser my caro.
Pero además se percató que el precio no era solo lo peor, sino el mal estado en que se encontraban esas galletas, que a pesar de poseer mala calidad y ser caras, estaban totalmente partidas y era el último paquete que quedaba.
Al reclamar la señora Hernández, la dependienta le contestó que ella no obligaba a nadie a comprarla, a lo que Zoila respondió: “Es verdad tú no obligas, quien obliga es el hambre que se pasa en este país”.
Nada que se unieron las tres “i”: ineficiencia, ineficacia e irresponsabilidad, que caracteriza a una sociedad, donde por ser todo de todos, nada es de nadie.
Ahora Zoila comparte las galletas caras, duras y partidas con su sobrinito.
Ciudad de La Habana, 9 de febrero de 2010.
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