Lilia Castañer Hernández.
En nota enviada el viernes 16 de octubre a su esposa, Yusimí Caignet, el activista de derechos humanos Joel Lázaro Carbonell le comunica su deteriorado estado de salud física, -óptima antes de ingresar a prisión-, condenado por un delito no probado de DESACATO.
Refiere Yusimí que en las últimas ocasiones en que ha visto a su esposo, éste presenta una tos incesante. En la nota le refiere soportar un fuerte dolor en los pulmones. -“Ya no puedo casi ni doblarme-“dice textualmente la nota, leída por esta reportera. Al reclamar asistencia médica, fue conducido al dispensario de la prisión, -1580, en las afueras de la ciudad de La Habana- donde el tratamiento único para todo tipo de dolencia es la duralgina inyectable, “tratamiento” que Carbonell rechazó de plano.
Dentro de este cuadro de depauperación de su salud, Joel Lázaro también está presentando fuertes dolores de muela. Al solicitar atención facultativa, la respuesta recibida es que en el penal no hay estomatólogo.
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