9/07/2009

Ojos cerrados

Por: Martha Beatriz Roque Cabello

En algunos actos conmemorativos de la instauración del Ministerio del Interior, el ex presidente enfermo Fidel Castro se había referido a la Policía Nacional Revolucionaria, (PNR) como “la más mejor y la más completa”; aunque no exactamente con estas palabras, que se usan dentro de la Isla, en el lenguaje popular, como una especie de burla a todo lo “bueno” que ha hecho la dictadura en estos 50 años.

Sin embargo, por estos días, los agentes del orden, que representan a la PNR están en conflicto con el pueblo, al parecer la crisis que está afectando al país, ha hecho que se recrudezca la represión contra los ciudadanos, a nivel nacional.

En particular, las personas son detenidas en las calles, para registrales los paquetes que llevan, en un incumplimiento total de las leyes que el propio Gobierno ha elaborado. Y la acción no queda en el registro, va seguida de la incautación de los bienes. Como es de esperar, sin documento alguno de constancia.

Según se plantea, existen Normas internas del Ministerio del Interior que permiten llevar a cabo estas prácticas. Aunque es imposible jurídicamente, que estas instrucciones dictadas por un Ministro, puedan contradecir lo que se establece en la Constitución y en las leyes que de ella se derivan.

De forma general, la gente se queja de la cantidad de ladrones que hay en la calle y en los barrios, contra los cuales no hay una solución, mientras que los ancianos y mujeres que se dedican a la venta en la vía de algunos artículos, son acosados y se les decomisa lo que traen.

Algo muy generalizado, al menos en Ciudad de La Habana, es el expendio de huevos por las cuadras. El Estado los comercializa -de vez en cuando-, a 45 pesos el cartón con 30 huevos y algunas personas los venden en las puertas de la casa, bajo el peligroso pregón de: ¡Huevos! ¡Huevos! A 60 pesos el cartón. Claro, no siempre su procedencia es legal, pero si así lo fuera, el servicio de llevarlos al hogar, que evita las colas e incluso el traslado a los lugares de venta, bien vale los 15 pesos de ganancia (unos 40 centavos de dólar) que tienen en cada cartón. Esta pequeña empresa privada, no es admitida por el régimen.

También hay otros productos, que regularmente se venden por los barrios, como son: las especies secas, el aromatizante para limpiar, aguacate (cuando está en cosecha), algunos útiles de cocina, etc., y servicios como: rellenar fosforeras, algo que es muy difícil ver en cualquier lugar del mundo, ya que son desechables y se tiran, pero aquí valen como mínimo 50 centavos de cuc (peso cubano convertible), equivalentes a unos 12 pesos en moneda nacional.

Dentro del grupo de policías represivos, están los agentes de las carreteras, que es un Cuerpo que se mueve en vehículos de reciente adquisición. Ellos detienen los ómnibus. En particular varias personas procedentes de Pinar del Río, se han quejado de que los hacen bajar del carro y abren los maleteros, procediendo a un registro minucioso de cada paquete e incautando todo lo que es comestible, en particular el pescado; con teorías tales como: “¿Usted tiene carné de pescador?”, o “Este pescado sin cabeza no se puede identificar y no se sabe si su pesca está vedada”. Pero el final siempre es el mismo, se quedan con los alimentos, sin que medie un documento o la posibilidad de reclamarlos. ¡Claro!, una persona que se traslada hacia la capital del país, con tantas dificultades para conseguir el transporte, prefiere perder el pescado.

En el supuesto caso -que es una teoría casi virtual- que lo incautado se lleve a la Unidad correspondiente de la Policía Nacional Revolucionaria y se incinere, es un pecado ante Dios, botar la comida de la que carece el pueblo, porque por un pescado, y hasta siete (por decir un número bíblico) no se va a derrocar la “Revolución” y sí va a solucionar un problema en la casa de la familia que lo reciba. Indiscutiblemente, también en el hogar del policía que lo incauta y hasta serviría para comer varios agentes en la Unidad correspondiente.

No importa que haya terminado el período vacacional, esta situación continuará; y es que a lo mal hecho se acostumbra la gente rápido y sobre todo si se tiene impunidad. En Ciudad de La Habana, el número de personas que quieren ser policías tiende a cero, el propio gobierno lo ha declarado así. Es por eso que hay que tratar de estimular a los que están en este sector, que en la mayoría de los casos son importados de las provincias orientales.

Esto también es parte de lo que genera la dictadura para mantenerse en el poder, es por eso que para combatir todas estas injusticias contra el pueblo, el gobierno tiene los ojos cerrados.

Ciudad de La Habana, 7 de setiembre de 2009.

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