Este país está de cabeza

Sucesos narrados por el comunicador comunitario Guillermo del Sol

Mariela Rodríguez SOA residente en Callejón del Salado Final y Circunvalación No.125, Reparto Brisas del Oeste, Santa Clara, Villa Clara, vive la incertidumbre de haber perdido el derecho a reponer su refrigerador por el pésimo trabajo de los Trabajadores Sociales. Ella nos cuenta: “Nosotros hicimos el censo en el año 2008, al saber que habían llegado al barrio refrigeradores por reposición y no venir el nuestro, mi esposo Lázaro se dirigió a la Dirección de los Trabajadores Sociales, donde lo atendió el compañero Ariel, del cual no conocemos sus apellidos pero sabemos que se desempeña como jefe. Este señor nos comentó que la compañera encargada de esta labor, fue separada del puesto de trabajo, porque le hizo planillas de reposición a toda persona que se dirigió a ella. Fue un error manifestó”..

“Por esta causa, nos quedamos sin derecho a obtener el refrigerador por reposición, pues dice el compañero Ariel, que como botaron a la funcionaria encargada, por mal trabajo, también botaron todas las planillas que realizó. ¿Qué culpa tenemos nosotros de que esta señora haya trabajado incorrectamente?”

“Tengo tres niños, la mayor no vive con nosotros, está casada. Un varón de trece años. Y una niña de cuatro con problemas cardiacos (Soplo y Arritmia), todas las pruebas que acreditan las afecciones que tiene, están en mí poder”.

“Pero no, en este caso no he presentado los papeles de la niña, es por gusto, y no voy a permitir que sigan gozando con los padecimientos de mí niña. Cuando el huracán Michel llevé todos los papeles a Vivienda, al Partido y al Gobierno, pues la casa quedó en muy malas condiciones y ni tan siquiera se molestaron en dar una respuesta. Nos dieron unas planchas de fibro asfalto, y prometieron unas varas que nunca llegaron”. “Desde luego, los hijos de estos funcionarios viven en buenas casas, van al colegio en auto, tienen como mínimo un refrigerador en la casa y nunca se imaginarán lo que es ser un marginado, como en nuestro caso. Tuve que llevar el refrigerador viejo para casa de una vecina, porque cuando mí esposo regresó de la reunión con los responsables de la distribución, quería desbaratarlo, por el disgusto tan grande que tuvo al ver tanto cinismo. Esto no sirve Guillermo -concluyó- mientras más te esfuerzas menos te reconocen, da lo mismo que seas revolucionario o no. Este país está de cabeza”.

Santa Clara, Villa Clara, 14 de setiembre de 2009.