3/23/2009

ESPALDARAZO DE LA UNIÓN EUROPEA AL RÉGIMEN DE CUBA

Por Lázaro Tirador Blanco / Periodista Independiente

Desde los primeros años del triunfo de Castro y sobre todo después de su pacto con el antiguo bloque comunista encabezado por la Unión Soviética, los países europeos en general mantuvieron cierto distanciamiento con Cuba, aduciendo como inhumanas las duras condiciones de vida y la falta de derechos elementales en que ha vivido el pueblo de Cuba bajo el régimen comunista.

Hubo ciertos niveles de colaboración, mayores con algunos países, pero siempre se han levantado voces a favor de los cambios en Cuba y en consecuencia se ha obrado.

Después del injusto encarcelamiento de de 75 disidentes cubanos en 2003, a instancias del Presidente José María Aznar, la Unión Europea impuso sanciones a Cuba, como gesto de solidaridad con los encarcelados injustamente y como medida de obligar al régimen de la Isla a liberarlos.

Con su proverbial altanería y con el apoyo económico de Venezuela, el gobierno cubano no hizo mucho caso a las medidas europeas, pese a que siempre le afectaron. Para los cubanos fue un gesto viril de los europeos que ratificaba el espíritu humanista que ha caracterizado a la mayoría de sus países, sobre todo después de la experiencia del nazismo a mediados del siglo pasado.

En el 2006 España toma de nuevo la iniciativa, esta vez en la propuesta del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, para que fuesen suspendidas las sanciones. Éstas fueron suspendidas temporalmente hasta que en junio del 2008 se reanuda el diálogo político y las sanciones son suspendidas definitivamente.

¿Podría pensarse que la Unión Europea se dejó seducir por la esperanza de que Raúl Castro llevara a cabo verdaderos cambios que beneficiarían al pueblo de Cuba? Creamos que así fue. Pero, ¿qué pensar cuando de una vez todo el mundo, hasta “el bobo de la yuca en Cuba” se ha dado cuenta que de cambios nada? ¿Será que, primero los gallegos y después todos los líderes europeos se han vuelto bobos a un tiempo y se han dejado cautivar por Raúl Castro?

Recientemente visitó La Habana el Comisario europeo Louis Michel para analizar la marcha de la cooperación entre la Unión Europea y Cuba. Según el libelo oficialista Granma, tanto Raúl como el Sr. Michel, coincidieron en calificar de “positiva” la marcha de esta cooperación. Sabemos que, hablando en buen cubano, la política y la politiquería son hermanas y generalmente andan de la mano, ensuciando todo lo que tocan y se podrían buscar muchos pretextos para justificar la conducta europea, pese a que “en Cuba no pasa nada”, como diría Willy Chirino; pero lo que no deja de ser repugnante, oprobioso y ofensivo para los cubanos con vergüenza, es que la visita de este señor, para dar el espaldarazo a Castro con su romanticismo trasnochado, se produzca precisamente en la fecha en que se celebra el sexto aniversario de aquel atropello y cuando aún hay muchos de nuestros compañeros en las prisiones del régimen.

No podría decir si es que los líderes de la Unión Europea, producto de los conflictos internos, de la crisis mundial, de los talibanes, de ETA, de Alí Babá y los Cuarenta Ladrones y del desfalco de Madoff, etc., etc., han perdido el rumbo, el tino político o lo que han perdido es la vergüenza y han tomado gusto a coquetear con un castrismo que, aparentemente decadente, está recibiendo aires de renovación, con el apoyo económico de Chávez y el renaciente militarismo de Rusia. A fin de cuenta, los que van a seguir pagando el precio van a ser los cubanos, los que pensaban que todo se iba a ir resolviendo y ahora se vuelve a poner “la caña a tres trozos”.

Este incidente de la política de los últimos tiempos, nos deja una enseñanza que no acabamos de entender y de aplicar: la solución de Cuba está en las manos de los cubanos, de los que están sufriendo en la Isla y de los que sufren fuera. Ni los americanos, ni los europeos, ni los extraterrestres van a resolver lo que debemos resolver los cubanos, con un pensamiento de reconciliación, de unión, de cooperación y entendimiento nacional y haciendo una gran campaña nacional sobre la necesidad del cambio, de abrir espacios y de propiciar el establecimiento de un liderazgo, todo lo cual hasta ahora ha evitado el régimen con una política implacable y divisionista, aun dentro de nuestras propias filas.

Con la actitud europea no nos ha caído el mundo encima. Sólo es un espaldarazo más que recibe el régimen y una vergüenza más que caerá sobre aquellos que no se compadecen de los sufrimientos de un pueblo que ha llorado su libertad por 50 años.

La Historia, que es inflexible, un día pasará la factura.

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