En un español casi perfecto -estudió y trabajó en Barcelona en 1989-, la ministra de Asuntos Europeos del país que tomará el testigo de la República Checa el 1 de julio en la Presidencia de la UE respondió ayer en Madrid a los ávidos interrogantes de varios embajadores europeos. Durante su visita verá a Bernardino de León -secretario general de la Presidencia del Gobierno- y Diego López Garrido, secretario de Estado de Asuntos Europeos. «Miembra» -en palabras del embajador sueco en su presentación ayer de la ministra- del Partido Liberal y eurodiputada durante ocho años antes de sumarse al gobierno de coalición sueco en 2006, irradia jovialidad en el trato y seriedad ante la tarea.
-¿Suecia no nos dará el susto que nos ha dado el gobierno checo, no?
-Es muy raro que caiga un gobierno en Suecia. Nosotros tenemos elecciones el tercer domingo de septiembre cada cuatro años, y la vida política es muy regular. Nuestros amigos checos nos explican que el gobierno actual seguirá en funciones hasta el final de la Presidencia de la UE y que celebrarán elecciones en verano. Espero que, a pesar de los problemas internos, sean capaces de asumir las responsabilidades de la Presidencia. Tenemos muchos textos legislativos que discutir.
-¿Puede una Unión ampliada a 27 ser un actor relevante en el mundo?
-Solamente si nos reformamos. Por eso es imprescindible aprobar el Tratado de Lisboa, que no es un texto perfecto. La ampliación es importante porque si decimos «no» a los frágiles estados de los Balcanes, corremos el riesgo de que se vayan «al otro lado» y abandonen la vía democrática.
-¿Debe tener Rusia un papel mayor en la seguridad europea?
-Estamos satisfechos con las instituciones que existen, el Consejo de Europa, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la UE. Es importante acercar a Rusia a estas instituciones, aunque con la guerra en Georgia y la crisis del gas, las relaciones con este país se han quedado «congeladas»...
-Estamos satisfechos con las instituciones que existen, el Consejo de Europa, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la UE. Es importante acercar a Rusia a estas instituciones, aunque con la guerra en Georgia y la crisis del gas, las relaciones con este país se han quedado «congeladas»...
-Literalmente...
-Sí. Nos preocupa el desarrollo antidemocrático en Rusia.
-Suecia ha mantenido una postura muy clara ante la estrategia de la UE hacia Cuba. ¿Qué balance hace de la política de diálogo impulsada por España?
-Con Cuba, la UE mantiene una posición común que es revisable cada seis meses, un detalle clave para Suecia porque estimamos que Cuba no ha realizado el progreso que necesita. Yo tengo amigos que fueron encarcelados en el golpe a la disidencia de marzo de 2003. Cuba no ha demostrado progresos suficientes que justifiquen la adopción de cambios dramáticos por parte de la UE. Hemos dado pasos pequeños y todavía vamos a ver qué resultados producen.
-Su gobierno ha puesto fin a 35 años de moratoria nuclear. ¿Por qué?
-La energía nuclear no es una fuente renovable pero es una energía limpia, y el principal problema que tenemos son las emisiones de CO2. Suecia está invirtiendo mucho en energías renovables, pero no podemos renunciar a nuestras plantas nucleares porque lo que obtenemos del viento, el sol o el agua no es suficiente para compensar. Para nosotros, la energía nuclear es limpia y necesaria.
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