3/17/2009

Cuba en la encrucijada

Imagen : Dos Caminos - Roberto Wong
¿Nacionalidad cubana? ¿Cubanía?
La Cuba en la encrucijada, la Cuba cuestionada, la Cuba en dos orillas, en una isla y dispersa en en tierras firmes, dos palmas en un laberinto con una estrella semioculta, con listas de bandera cual caminos, caminos a tomar si queremos desentendernos de tanto laberinto...


Por Lázaro Tirador Blanco / Periodista Independiente

Es indudable que Cuba se encuentra en la más dramática encrucijada de su historia. Con la retirada de Fidel es innegable que la mayoría del pueblo cubano sintió como un leve vahído, como un mareo que lo dejó a expensas de las más disímiles especulaciones, tanto en el ámbito nacional como internacional, sobre el significado de este acontecimiento inesperado. Es indudable que Castro se hizo imprescindible en la vida diaria de los cubanos, en su alimentación, en su comportamiento y hasta en su manera de pensar, todo programado, orientado y organizado por una fantástica y eficiente maquinaria de control total que, no por diabólica deja de ser admirable en su concepción y praxis.

Todo ello fue posible primeramente por el cierre total de las fronteras de Cuba para los cubanos: no hay libertad para viajar, no hay entrada de televisión o radio extranjera, no hay acceso a la información y todo lo que no sea orientado y establecido por el Partido Comunista y Fidel es contrarrevolución. Además, se montó una andamiaje propagandístico sin igual en la historia, que dejó como insignificante los conceptos de la propaganda goebelista del nazismo. Toda la publicidad en Cuba es sobre las bondades del sistema, sobre los mártires del sistema, sobre el protagonismo universal del sistema y sobre todo sobre el invencible Comandante en Jefe y ahora sobre el recién estrenado heredero del trono.

Todo ello quizás no hubiera sido suficiente para tener avasallado a todo un pueblo por décadas si no hubiera sido por un férreo, irreflexivo y poco eficiente bloqueo o embargo total contra Cuba, de parte de 10 administraciones norteamericanas. No quiero discutir la eficacia que pueda haber tenido el bloqueo en los primeros años, pero estoy convencido –por haberlo sufrido en Cuba-, que fue y es el mejor argumento y la mejor arma que ha utilizado el castrismo para esconder sus arbitrariedades, su control total de la economía, los servicios y todo lo que vuele, camine o se arrastre en el país, incluyendo sus habitantes.

Cuando faltan los alimentos que no se producen por las malas políticas productivas aplicadas, la culpa es del bloqueo; cuando faltan los medicamentos y recursos médicos malgastados en supuestas misiones humanitarias en otros países –negocios de los magnates gubernamentales-, la culpa es del bloqueo; cuando no hay transporte en las ciudades o el campo para el movimiento cotidiano de las personas y la economía, la culpa es del bloqueo; todo lo que ha acontecido en el desgobierno de Cuba es culpa del bloqueo. El bloqueo ha sido y es el mejor aliado del régimen porque, además de pretexto, ha sido utilizado para evitar el contacto de muchas generaciones con la democracia, el libre pensamiento y el conocimiento y práctica de los más elementales derechos de los seres humanos organizados en una sociedad civilizada.

No en balde Castro es considerado por algunos expertos como un gobernante fuera de serie en la historia política contemporánea y es el único que ha logrado engañar casi todo el tiempo a casi todo el mundo, al menos en Cuba.

Algunos de los logros del totalitarismo castrista y que pretenden enraizarse aún más en el país son la eliminación casi total del liderazgo político –que no sea el del régimen-, el traumatismo total de la sociedad civil y sus estructuras tradicionales al extremo que el día en que Cuba recupere todo lo perdido, los cubanos tendrán que aprender a usar sus derechos cívicos y constitucionales; la suspensión totalmente completa de la iniciativa económica privada –salvo mínimas expresiones temporales de algunas actividades de servicios-, así como la expresión libre del pensamiento y las ideas. Estos son los elementos bajo los que han crecido y vivido muchas generaciones de cubanos en nuestra hermosa y maltratada patria.

Lo que tampoco se puede negar es que, pese a que lo que debía ser no ha sido en Cuba, lo que no debía ser como la delincuencia, la inmoralidad, la doble moral y la corrupción han sido propiciadas por el propio sistema a extremos tales que las lacras contra las cuales supuestamente lucharon los que hoy mandan, se han multiplicado y perfeccionado, alcanzando niveles increíbles y convirtiéndose en práctica obligada de supervivencia de la mayoría de los cubanos.

Desgraciadamente, aún en la disidencia el régimen a logrado mantener de tal manera el control de su mover político que es todavía hoy un movimiento que no tiene unidad ni una plataforma común por la cual lugar y cada grupo se mueve por sus propios programas, ideas y manera de pensar sobre la realidad cubana actual. Como dicen en mi pueblo, los Castro no tienen un pelo de bobos y han sabido valorar estos elementos y por ello han permitido la supervivencia de estos grupos para, entre otras cosas, dar la imagen de que en Cuba se admite a los que no comparten las ideas de la Revolución, pero nunca contra la Revolución. Y todo sigue igual.

La realidad es que Cuba se encuentra en una encrucijada, en espera de las cacareadas medidas de flexibilización que podría tomar Raúl Castro, a las nuevas medidas que puede tomar el gobierno del Presidente Obama según sus promesas electorales. A ello se suma el renacimiento militarista soviético y perpetuidad soñada por Chávez, pero eso es harina de otro costal y tema de otros artículos.

Como ya he dicho, ¿qué vamos a hacer? Se impone una concertación de todos los esfuerzos dentro y fuera de Cuba para dejar de jugar a la oposición y lograr un verdadero esfuerzo nacional para que los cambios sean reales, sin parches ni remiendos, sino medulares en la esencia de nuestras libertades robadas, negadas y escamoteadas durante 50 años. Tampoco podemos olvidar que se necesita de un verdadero liderazgo que concierte y ponga orden en todos los esfuerzos para dejar de tirar pedradas contra un régimen bien estructurado y poderoso y que todos estemos en el sentir de ganar para las futuras generaciones una Cuba verdaderamente libre.

Para ello, tenemos que estar conscientes de la encrucijada actual, para elegir cual sea el mejor camino, el que conduzca a la libertad y la reconciliación nacional.

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