9/14/2008

Crónicas desde Cuba

Fernando Ravsberg
Fernando Ravsberg
Enviado especial a Gibara

Carro con plátanos.
Campesinos transportan los plátanos arrancadas de las ramas caídas por los vientos.

Siguiendo la ruta de los huracanes me tocó recorrer la isla de Cuba casi desde un extremo al otro, primero fuimos a Los Palacios en Pinar del Río y después hasta Gibara, un pequeño poblado costero en la provincia de Holguín, 800 Km. al este de La Habana.

El viaje fue para mí un indicador del tamaño del desastre. ninguna de las provincias que atravesamos quedó indemne, entre los huracanes Gustav y Ike arrasaron todo el país, derribando casas, el tendido eléctrico, vaquerías o inundando los campos.

Ya saliendo de La Habana, en la provincia de Matanzas vimos junto a la carretera los sembradíos anegados por las lluvias, el agua incluso bloqueaba pedazos de la autopista impidiendo el paso y obligándonos a realizar un gran rodeo.

Unas 700.000 toneladas de alimentos fueron afectados, 20.000 de hortalizas, 6.400 de granos y 16.000 de frutales. A lo largo del viaje vimos miles de platanares destruidos, mientras los campesinos, machete en mano, trataban de rescatar racimos.

Fábrica azucarera
La industria azucarera perdió 330.000 ha de cañaverales y sufrió averías en centrales y almacenes.
Los camiones y carretones cargados de plátanos recorren las carreteras para tratar de ponerlos en los mercados antes de que se echen a perder, por unos días habrá abundancia pero cuando se acaben tendremos que esperar meses para volver a probarlos.

Con los animales las cosas no han ido mejor, a nuestro paso por Camagüey vimos vaquerías arrasadas por los vientos de Ike, las vacas y terneros pastan junto a la carretera sin imaginarse que muchos serán sacrificados en breve.

Igual se perdieron las granjas avícolas y las autoridades se vieron obligadas a matar cientos de miles de gallinas ponedoras, lo que será otra vez ?pan para hoy y hambre para mañana? porque durante meses desaparecerán los huevos.

Gente recopilando materiales.
La población debe recuperar todos los materiales que puedan ser reutilizados.
En los cultivos de caña de azúcar las cosas no fueron mucho mejor, se perdieron 330.000 hectáreas de cañaverales. Esto además de los daños ocurridos en 115 instalaciones industriales, 150 ferroviarias y 132 almacenes.

Hicimos parte del recorrido por la carretera central de noche, en Villa Clara solo hay luz en la capital provincial y en algunas cabeceras municipales el resto está sumido en una total oscuridad, tanto que se hacía difícil circular.

Bicicletas, carretones de caballos y gente caminando por la carretera, el viaje parecía una carrera de obstáculos en la que todos estábamos pendientes de las sombras que se movían delante, hasta que decidimos volver a la autopista nacional.

A lo largo de todo el camino sin exceptuar una sola provincia vimos cientos de postes del tendido eléctrico caídos. En los pueblos de la provincia de Las Tunas los jóvenes se reúnen en las gasolineras, único punto con luz, gracias a un generador eléctrico.

Casa derrumbada.
La familia Bermúdez de Gibara, en Holguin, lo perdió todo. De su casa sólo quedaron las 4 paredes de la cocina.
Pero sin lugar a dudas, la destrucción mayor de Gustav e Ike está en las viviendas.

A lo largo de todo el país se percibe la destrucción, desde casas a las que les falta alguna teja hasta la desaparición de barrios enteros como ocurrió en Gibara.

Las autoridades afirman que fueron afectadas 500 mil viviendas en todo el país, de ellas casi 200.000 con derrumbes totales o parciales, un verdadero desastre para un país que apenas es capaz de construir anualmente 50.000.

El gobierno anunció que sacó de los almacenes la totalidad de las reservas para desastres, incluso las de guerra, pero ni aun así podrá palear la situación por lo que están llamando a la población a tratar de recuperar todos los materiales salvables de los derrumbes.

Vacas
Miles de vacas serán sacrificadas a causa de la destrucción de vaquerías.
Mientras esto ocurre, el 50% de las tierras cubanas están sin producir, atiborradas de malas hierbas, en manos de grandes granjas estatales, a la espera de que la reforma agraria propuesta por Raúl Castro se convierta en una realidad.

Hoy más que nunca a Cuba se le hace indispensable aumentar su capacidad agropecuaria, algo que está muy ligado al cambio de un modelo económico que dejó solo el 20% de las tierras en manos de los pequeños campesinos, los más productivos del país.

Con seguridad que todo el proceso de reforma agraria se acelerará ante la nueva situación, la lentitud burocrática con que avanzó hasta ahora en la entrega de tierras y recursos no parece corresponderse con la crisis alimentaria que se prevé.

BBC MUNDO

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