7/24/2008

McCain: La importancia de América Latina


Durante demasiado tiempo, no se le ha dado la merecida importancia a la política de Estados Unidos hacia América Latina debido a otras prioridades. Ése no será el caso cuando sea elegido Presidente. Con la globalización, nuestro hemisferio se ha vuelto más integrado e interdependiente. América Latina tiene un papel cada vez más significativo en la prosperidad de Estados Unidos

Pero el desinterés de Estados Unidos ha perjudicado nuestra relación, y debemos mejorarla. Estados Unidos debe formular una nueva política hacia América Latina y la cuenca del Caribe, basada en la paz y seguridad, la prosperidad compartida, la democracia y libertad, y el respeto mutuo.

Existe gran potencial para una alianza más estrecha con muchos países latinoamericanos, a nivel regional e incluso mundial. Países como México, Brasil, Chile y otros son aliados verdaderamente internacionales para Estados Unidos, son países comprometidos con los valores que consideramos fundamentales, entre ellos los derechos humanos, la expansión de la libertad, el desarrollo económico y una participación ordenada en asuntos mundiales conforme a las normas establecidas. Creo que este compromiso debe reflejarse en una mayor participación de países de nuestro hemisferio en la mesa de negociaciones donde las normas se establecen. No veo por qué Rusia ha de pertenecer al Grupo de los Ocho, pero no Brasil y México. Apoyo la creación de una Liga de Democracias para complementar a las Naciones Unidas, que aproveche las ventajas políticas y morales ofrecidas por la acción democrática concertada con respecto a asuntos de interés común.

Nuestra prioridad para la seguridad en este hemisferio es asegurar que los terroristas, sus facilitadores y socios, entre ellos los narcotraficantes, no puedan encontrar refugio. Recientemente visité Colombia y México, y vi con mis propios ojos el esfuerzo que realizan estos valientes gobiernos democráticos. El Plan Colombia y el Programa de Mérida merecen nuestro firme respaldo porque colaboramos con aliados asediados. Un elemento de este esfuerzo requiere una nueva estrategia para las zonas no gobernadas de la región. Debemos ayudar a los gobiernos a consolidar su soberanía en mar, cielo y tierra por medio de alianzas con los países que así lo deseen. Esto se traduce en ayuda con la seguridad, pero también en medidas concebidas para acelerar el crecimiento económico general, fortalecer el estado de derecho y extender el alcance de la autoridad gubernamental a zonas al margen de la ley.

Las encuestas muestran cada vez más que los pueblos en el continente americano están perdiendo la fe en la democracia y la culpan por no ofrecer una forma de salir de la pobreza ni protegerlos contra el crimen y la corrupción. Debemos contribuir a consolidar los logros democráticos ayudando a los países de América Latina a desarrollar sus facultades de gobierno, capacitar a los partidos políticos, reforzar el proceso electoral e insistir en mayor transparencia y responsabilidad. Dicho “poder intangible” debe incluir la apertura comercial para aumentar la prosperidad de todas nuestras sociedades. De 1993 a 2007, el intercambio comercial entre los países del NAFTA aumentó en más del triple, de $297,000 millones a $930,000 millones, lo cual benefició a todos los países participantes. Apoyé el NAFTA e insto a mis colegas en el Congreso a que tomen una decisión inmediatamente y ratifiquen los tratados de libre comercio con Colombia y Panamá. Asimismo, apoyo un tratado de libre comercio para nuestro hemisferio que aumente las oportunidades para todos nuestros pueblos.

También debemos cooperar para marginar a los demagogos que amenazan la seguridad y prosperidad del continente americano. Hugo Chávez ha presidido el desmantelamiento de la democracia venezolana socavando el poder legislativo, el poder judicial, la prensa, los sindicatos libres y la empresa privada. Y con respecto a Cuba, también es necesario que nos preparemos para la transición de ese país a la democracia formulando un plan para la Cuba post Castro, de manera que estemos listos para ayudar al pueblo cubano, que sufre desde hace tanto tiempo, y propiciar el cambio en el momento debido.

La América Latina que conozco es un lugar lleno de esperanza y amante de la libertad porque le ha costado mucho esfuerzo alcanzarla; un lugar que aprovecha las oportunidades económicas y sigue siendo un firme aliado de Estados Unidos. Pienso que el continente americano puede ser el primer hemisferio completamente democrático, donde el comercio sea libre a través de todas las fronteras, donde el imperio de la ley y el poder del libre mercado aumenten la seguridad y prosperidad de todos.

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