Este mensaje es para el troglodita y tullido Ministro de Relaciones Exteriores de Castrolandia. En este mensaje, quisiera utilizar todo el obsceno arsenal del habla cubana. Pero la decencia me lo impide, aunque quizá use alguna leve licencia.
Tus asquerosas palabras acerca de los que son cubanos, merecen una protesta mundial de los nacidos en esa tierra, desterrados por tu régimen criminal.
La pantomima de la reunión con emigrados cubanos – aunque no sé si eso existió en realidad o es un show de la contrainteligencia castrista – no representa absolutamente nada. Esos cuatreros segurosos con los cuales supuestamente te reuniste, no pueden firmar ningún documento, sin el consentimiento de las comunidades cubanas en el exterior.
Para esos que como tú - según las valientes palabras del arzobispo de Santiago de Cuba, Monseñor Pedro Meurice Estíu – “confunden la Patria con un Partido y, la nación con una ideología”, son estas líneas llenas de furia.
Soy cubano no solo por nacimiento, sino porque mi abuelo, Flor Camejo, luchó contra el forajido, bandolero y delincuente gallego, padre de tus jefes en el lejano 1895. A él le debo una patria libre, independiente y democrática, fuera de los dominios de España.
Mi condición de cubano no se la debo a esos gallegos asesinos llamados Fidel Castro, Raúl Castro y a toda esa pandilla anticubana, que tomó el poder en Cuba a tiro limpio, y de la cual, tu eres uno de sus más odiados perros falderos.
Soy cubano de estirpe mambisa. Soy de esa genuina aristocracia que creó la nacionalidad cubana. Esa condición tú, lameculo de los Castros, no la tienes, ni la tienen esos gallegos asesinos y criminales, que se roban las riquezas de mi patria, matan, encarcelan y destierran a su antojo y que han llevado al país al colmo de la abyección, la indignidad y la vileza.
Tú, que arrastrándote como una babosa culebra ante los Castro, llegaste a ese cargo, constituyes una ignominia y una afrenta a la nacionalidad que Flor Camejo me dejó como herencia sublime, como el don más bello y blasón de honor, que siempre llevaré con orgullo.
¡Jamás firmaré un documento donde esté tu firma sin estirpe! ¡Jamás estaré del lado de los que como tú, representan lo más servil, rastrero y vil del castrismo!
Y espero con impaciencia, el futuro democrático y libre de la nación cubana. Entonces, tendré el placer y el maravilloso gozo, de verte desterrado de por vida, de la Patria de Flor Camejo y de Asdrúbal Caner Camejo.
Tú, mercenario anticubano, serás – si alguien con dignidad no te mata antes – una prostituta errante en España, quizá en Galicia, donde se refugiarán tus dueños. Y allí les seguirás lamiendo el culo.
Si me entero de que alguna vez vienes a Ottawa, me verás frente al Parlamento, protestando por la asquerosa indignidad de tu visita. Serás persona non grata, para los cubanos que tenemos el decoro que tu no tienes.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
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