Hasta el mes de marzo, deben efectuarse tanto las elecciones a la Asamblea Nacional del Poder Popular, como luego de estas, una vez conformado el órgano legislativo, este deberá elegir en el mismo mes al Consejo de Estado y a su presidente; es decir, al Jefe de Estado cubano, cargo que en las últimas décadas ha ocupado permanentemente el dictador Fidel Castro.
El estado de salud del tirano, se sabe, sigue imposibilitándolo de poder regresar realmente al frente del estado, y muchos rumores, que en el caso de Cuba casi siempre llevan algo de la realidad, apuntan incluso a que su estado psíquico ha empeorado.
Sin embargo, en una tiranía como la cubana, la lógica no es el mejor método para analizar el comportamiento de quienes tienen el poder, pues ellos muy bien están acostumbrados y son muy diestros en distraer y manipular las expectativas tanto del pueblo como de la Comunidad Internacional.
Exis,te sin embargo, un hecho que puede dar marco a que las exigencias de la comunidad democrática internacional a favor de la democracia en Cuba, tenga un instrumento más de presión. El pasado día 10 de diciembre, el canciller del Gobierno castrista, Felipe Pérez Roque, anunció que su Gobierno firmaría el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Ante todo, el hecho que después de 40 años de que entrara en vigor el de los derechos civiles y políticos, y mas de 30 del de los derechos económicos sociales y culturales, sea ahora que el régimen castrista se decida a suscribirlos, siendo un gobierno cuya propaganda se ha basado en proclamar que en la isla, los derechos humanos recogidos en ambos documentos de las Naciones Unidas, se han respetado, prueba su cinismo político; cuando lo que ha hecho es enviar a la cárcel a quienes, con pruebas, han manifestado que estos sistemáticamente se violan.
Sin embargo, el hecho de que este anuncio se haga en momentos en que las expectativas de cambios políticos en la isla se acrecientan, en que el caudillo ha dicho que no se aferrará al poder y dará paso a personas más jóvenes (que de paso, vale decir que no significa a personas jóvenes, pues una persona más joven es su hermano Raúl Castro, que tiene más de 75 años, es decir otro anciano), significa que el régimen ha entrado en el juego de los posibles cambios.
Esto demuestra que lógicamente están concientes que el país los necesita, mas no significa que realmente estén dispuesto a llevarlos a cabo. No nos dejemos engañar; la política cubana en materia de derecho internacional, no ha sido más que un reflejo de su política interna. Siempre manipulaciones, arbitrariedades, leyes que violan, pisoteos e irrespeto a los derechos legalmente reconocidos hasta en sus propias leyes.
Recordemos los derechos que formalmente recoge la Constitución de la isla, pero que el régimen viola basándose en otros artículos de la propia Carta Magna. Recordemos también la firma de los Acuerdos de la Cumbre de Viña del Mar en Chile, que el tirano Fidel Castro firmó comprometiéndose con el respeto al pluripartidismo que luego calificaría de pluriporquería.
Este análisis pretende que no hay por que considerar que la dictadura está modificando su naturaleza y que la firma de estos pactos significará que serán respetados por la dictadura. Mas no deja por ello de poner un instrumento que pude servir de medio de presión para las democracias del mundo, como son la Unión Europea, y los propios organismos internacionales de la ONU como el Consejo de Derechos Humanos.
El régimen seguramente esto lo sabe, pero indiscutiblemente necesita ganar tiempo, alimentando las expectativas, dando a entender que se modifica y se moderniza. Estos pasos sí les sirven a los que sustentan la política que aboga por relaciones “suaves” con el Gobierno cubano y por no ejercer presión estarían entrando en el juego de la propia tiranía. Por el contrario, estos “movimientos” que da, deben utilizarse para más presiones, las cuales, por demás, no significarían otra cosa que exigirle el cumplimiento de los acuerdos que en materia de derecho internacional suscriban.
Por su parte, los activistas de derechos humanos y los demócratas dentro de la isla, que sabemos que más que nada cuentan con su coraje y su dignidad en su lucha, también tendrán ahora en sus manos, el compromiso del estado cubano con la Comunidad Internacional de respetar estos derechos.
Los gobiernos que realmente se sientes solidarios con el pueblo de Cuba y desean apoyar un proceso de transición democrática, ante la firma del Gobierno comunista del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de los Derechos Económicos , Sociales y Culturales, deben redoblar las exigencias para que el régimen cubano, respete realmente sus compromisos internacionales.
Miscelaneas de Cuba
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