1/07/2008

IMPORTANCIA DE LA AMPLIACIÓN DEL PRINCIPIO DE SOBERANÍA CON VISTA A UN PROCESO DE CAMBIO

2008-01-07.
Heriberto Portales Rodríguez, Corresponsal en la isla de Misceláneas de Cuba
La soberanía es un principio que, como ejercicio de poder, ha evolucionado durante el transcurrir del tiempo, junto con la propia sociedad y ser humano. Este derecho, ejercido de forma unipersonal en un primer momento histórico, fue atributo de jefe de clanes, tribu, reyes y emperadores y poseía un status tan dictatorial que hizo en un momento determinado, exclamar a un rey francés: “¡El estado soy yo!” (¡gracias a dios hoy son pocos los gobernantes que pueden autootorgarse esta facultad!).

La soberanía, en la actualidad, conforma una parte del ejercicio de la democracia; es el ejercicio del poder por parte de los gobernados, ejercido de forma directa o a través de representantes, libremente elegidos. Esta es su esencia, pero su naturaleza es otra.

La naturaleza de la soberanía parte del criterio de que la misma se sustenta y radica en el estado, que es donde se manifiesta la voluntad de los gobernados. Es por ello que esta puede ejercerse como una soberanía de nación (nacional) o como una soberanía de población (popular), teniendo ambas formas dimensiones muy diferentes.

En la soberanía de nación, en el ejercicio del poder, intervienen todos los ciudadanos, residan donde residan. Es una práctica moderna establecida por la mayoría de los estados, darle participación a todos los ciudadanos en las decisiones más importantes a tomar (procesos de elección, de derogación o reformas de leyes mediante plebiscitos o referendos, participación en los sistemas de partidos, etc.), dándole así igualdad de derechos tanto a los que viven en el territorio nacional como a los que viven de forma permanente fuera de ellos, siendo limitado este derecho solo por las restricciones establecidas por la ley.

En el caso de la soberanía de población, solo participan en los procesos aquellos ciudadanos que residen de forma permanente en el territorio nacional o que por funciones de trabajo o estudio se encuentran provisionalmente fuera de este, privando así a los que no están comprendidos en estas dos situaciones, no pudiendo participar estos en el foro público en menoscabo a sus derechos constitucionales.

Dada estas circunstancia, es notorio y necesario que una de las cuestiones a resolver (en el caso de cuba) antes de iniciar cualquier proceso de cambio es ampliar el concepto de soberanía que se utiliza en la actualidad; o sea, transformar la soberanía de población en soberanía de nación), con la finalidad de que todos los cubanos, en igualdad de condiciones políticas y jurídicas, estén en condiciones de igualdad para participar en todos los procesos definitorios para el establecimiento del cambio, así como en los que se deriven del mismo, sin ningún tipo de obstáculo o restricción. Solo así, estaremos en presencia de una verdadera y correcta instrumentación del principio de soberanía.

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