José de la nostalgia
que iluminas los cielos de las noches lejanas.
José de los caminos
tenebrosos y tristes de los hombres sin patria.
José de las escuelas
donde un día bebimos de tu sabia enseñanza.
José de la plegaria
con la cual invocamos tu divina palabra.
José de los altares
donde aún te adoramos como imagen sagrada.
José de los humildes,
que fueron la bandera de tu vida y tu causa.
José de los honestos,
ejemplo edificante de honradez ciudadana.
José de los amores,
en una guerra justa sin odios ni venganzas.
José de la verguenza
de este pueblo enquistado en dolor y añoranza.
José de los ingratos
que manchan y desprecian tu vida inmaculada.
José de los hipócritas
que hoy te enaltecen y te niegan mañana.
José de los malvados
que utilizan tu culto para el robo y la infamia.
José de las miserias
que jamás penetraron tu pureza de alma.
José de las Américas,
para todos los pueblos y todas las razas.
José de los cubanos,
los buenos y los malos, los patriotas y apátridas.
José del tiempo viejo
que cumplió su tarea sin buscar alabanzas.
José del tiempo nuevo,
a quién no le hemos dado ni descanso ni calma
José del tiempo eterno,
campeón de la justicia, señor de la esperanza.
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