Como ya expuse en una colaboración anterior, el régimen cubano vuelve a desmarcarse de las estadísticas oficiales elaboradas por los técnicos especialistas de CEPAL con criterios similares para todos los países, y CEPAL publica los datos relativos a la economía cubana como “datos proporcionados por la Oficina Nacional de Estadística del gobierno de Cuba”, lo que supone, una vez más, cuestionar los indicadores de referencia que permiten el análisis de la economía de la Isla, el resultado de las políticas económicas en vigor, y en suma, la credibilidad que se deriva al exterior de una economía cuyas autoridades, pretenden convertir al “caimán” durmiente en un “tigre” latinoamericano.
Dicho en otro modo, no nos podemos creer las cifras oficiales que se presentan de la economía cubana porque su método de elaboración no se basa en las reglas convencionales de la estadística que utilizan los organismos internacionales. Y eso tiene consecuencias muy negativas en términos de credibilidad.
La destrucción de la imagen de la economía cubana en el exterior que supone esta agresión de las autoridades a los organismos internacionales especializados y objetivos, como CEPAL, va a suponer graves consecuencias, sobre todo de cara al futuro, y sienta las bases de un modelo de actuación que, en absoluto, se puede calificar de responsable.
No tiene sentido distorsionar la realidad económica de la Isla, que es bien conocida por todos, con datos estadísticos elaborados en “cocina”, con una metodología a medida de las necesidades de la propaganda exterior del régimen, y de la escasa convicción que todavía mantiene un reducido número de empresas extranjeras en la viabilidad del castrismo en materia de políticas económicas.
El fracaso del régimen en la gestión de la macro y microeconomía de los cubanos es de tal magnitud que, lejos de reconocer esta cuestión y aplicar métodos estadísticos convencionales que servirían para determinar con exactitud cuál es la magnitud de los problemas de la economía y en qué sentido se tienen que adoptar medidas eficaces para superar los obstáculos existentes, la reacción es justo la contraria, e instalados en esa “batalla de ideas” en la que ya nadie cree, se inventan una estadística alternativa, ponen en grave aprieto a los economistas cubanos profesionales, que desean hacer su trabajo en las mejores condiciones de objetividad, y afrontan a la CEPAL por tercer año consecutivo, en una huida hacia delante que tiene consecuencias negativas para la economía cubana.
Quizás no sea el momento de cuestionar el análisis estadístico oficial elaborado por el castrismo, que tiempo habrá para comprobar lo alejado que se encuentra de la realidad, sino de resaltar la importancia que tiene que la economía cubana vaya perdiendo no sólo su potencial productivo, su capacidad para crecer, sus recursos humanos y materiales, sino, lo que si cabe es mucho peor aún, su credibilidad. Distorsionar las estadísticas para que parezcan mejores, y propiciar una imagen de la realidad que nadie cree, es lo peor que el castrismo en fase terminal puede hacer para el futuro de la economía cubana.
Lejos de situar en su justo plano las expectativas en las que basan los agentes económicos sus planes y decisiones, el régimen pervierte el sentido de la información, la distorsiona llegando a exigir que se reconozcan como oficiales sus “propias estimaciones”, y provoca la hilaridad y el desprecio de aquellos a los que pretende, de forma equivocada, confundir y arrastrar hacia una verdad que sólo es una falsedad.
Los economistas saben muy bien que ese no es el camino más adecuado para afrontar los graves problemas de la economía cubana. Que no sólo hay que pensar en un necesario cambio de modelo, en la puesta en marcha de las instituciones de propiedad privada y el funcionamiento del mercado, como punto de partida, sino que es preciso disponer de datos estadísticos fiables que reflejen de forma adecuada la realidad para impulsar las medidas y políticas más eficaces para conseguir el máximo dinamismo económico.
Con la superchería y demagogia de la denominada Oficina Nacional de Estadística de Cuba, vamos a tener que tratar de interpretar cuál ha sido el resultado real de la economía de la Isla en 2007, y qué hay de verdad y de manipulación torticera en los datos ofrecidos en el Informe de CEPAL. Pero esto será tarea para otra colaboración.
Misceláneas de Cuba
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