11/08/2007

Datos negros de La Habana



Luis Cino


LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - Ser negro y joven en La Habana es un oficio duro y riesgoso, me comentó hace un par de años un amigo rasta de Mantilla. Sus trenzas lo hacían víctima de la suspicacia policial. Lo acusaban a menudo, como a muchos de sus amigos, de importunar a los turistas. Se casó con una sueca y hoy vive en Helsingborg.


Es frecuente que las rondas policiales exijan los documentos de identidad a los jóvenes negros de ambos sexos por las calles de La Habana. Al parecer, la policía considera que son particularmente proclives al delito y al “jineteo”.


Las áreas más ruinosas de La Habana, paralelas a la ciudad virtual para turistas que muestra Eusebio Leal, albergan mayor proporción de negros y mulatos que de blancos.


Los municipios Habana Vieja y Centro Habana ejemplifican bien la persistencia de estos patrones residenciales. Los negros y mulatos representan alrededor del 36% de la población de la ciudad, pero su proporción en dichos municipios es de 44 y 47 % respectivamente.


Según los últimos censos de población, alrededor del 13% de los habaneros vive en solares y cuarterías. En Habana Vieja y Centro Habana se triplica la proporción de los que habitan en casas de vecindad.El 14% de los habaneros vive en esos municipios, pero en ellos está casi la mitad de las casas de la capital con serios daños estructurales.


La proporción de casas con baños colectivos era 3 a 4 veces más alta en Habana Vieja (36%) y Centro Habana (24%) que en el resto de la ciudad. Estos barrios, caracterizados por altas densidades de población no blanca y por un entorno deteriorado, son percibidos por las autoridades como centros de actividad delictiva.Parece ser que, según los criterios de la PNR, la geografía de la criminalidad está vinculada a la raza y la pobreza.


El 31 % de las áreas oficialmente clasificadas por la PNR como focos delictivos en La Habana durante la pasada década, estaban localizadas en los tres municipios con las proporciones más altas de negros y mulatos en la ciudad: Habana Vieja, Centro Habana y Marianao. Sin embargo, los 3 municipios sólo comprendían menos del 20% de la población total de la capital.


Un estudio encargado por el Fiscal General de la República en 1987 reveló que en más del 70% de los casos, la designación de un área como “foco delictivo” no reflejaba necesariamente índices delictivos más altos que en el resto de la ciudad. Eran las percepciones policíacas las que convertían estas áreas, con alta densidad de población negra y de bajos ingresos, en focos delictivos.


Los índices de criminalidad eran superiores en barrios considerados como menos peligrosos por la policía, tales como Arroyo Naranjo, Cerro y San Miguel del Padrón.Según los resultados del estudio, de un total de de 643 casos de “peligrosidad predelictiva” sometidos a los tribunales en Ciudad de La Habana entre mayo y diciembre de 1986, 345 acusados eran negros y 120 mulatos.


Los no blancos eran el 78 % de todos los individuos considerados como socialmente peligrosos. Un blanco de cada 5 mil 430 enfrentaba cargos de peligrosidad social, comparados con un negro de cada 713.


Los negros fueron declarados “socialmente peligrosos” 7,6 veces más que los blancos y 3,4 veces más que los mulatos.Raicel Pérez Oliva, un joven negro de 17 años, residente en el Reparto Eléctrico, Arroyo Naranjo, fue arrestado durante la Operación Contención, a inicios de 2005. Por no estudiar ni trabajar lo acusaron de “peligrosidad predelictiva”. Lo condenaron a 4 años de prisión en el Combinado del Este.


La peligrosidad social, un préstamo tomado de la panoplia jurídica fascista de Benito Mussolini, ha sido utilizada durante más de dos décadas para caracterizar conductas de determinados jóvenes negros que no difieren sustancialmente de las de los habaneros de piel más clara. Las desigualdades provocadas por el Período Especial agravaron la situación.


Activistas de derechos humanos han denunciado que más del 84% de las víctimas de los operativos de la policía contra “elementos antisociales” en los últimos años, son negros y mulatos con edades entre los 17 y los 30 años.

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