10/25/2007
Un voto por su abuela
Amarilis C. Rey, Cuba-Verdad
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org) – Luego de varias horas de
iniciadas las elecciones para delegados municipales, único peldaño en que la
población ejerce su derecho a escoger, la visita inesperada de una
anciana me alarmó. Estaba nerviosa, turbada.
-Mi nieta no quiere ir a votar –me dijo-, está encerrada en su cuarto y
sólo quiere que la dejen dormir, que ella no está para eso. ¿Qué tú
crees que le pase si no va? ¿Vendrá la policía para llevársela presa?
Traté de tranquilizarla preparándole un té de tilo. Luego se marchó
peleando con la vida y por la nieta.
-¡Qué le vamos a hacer! Si hay que ir pues hay que ir. ¿Qué gana con
señalarse? Ella está estudiando.
La nieta de la señora tiene veinte años, un hijo, y me comentó que
nunca había participado en unas elecciones y se sentía confundida.
-A mi casa fue a buscarme la presidenta del comité y la responsable de
vigilancia. Me dijeron que yo era la única que faltaba por votar, que
me vistiera, que me estaban esperando. ¿No dicen que es voluntario?
¿Viste cómo estaba mi abuela? Voy a votar para tranquilizarla, no vaya a
ser que le dé un infarto.
No son todos los casos como el de la nieta y la abuela, pero sí puede
afirmarse que los ciudadanos van a las urnas para cuidar algunas cosas:
el puesto de trabajo, los estudios; y lo más importante, para no
señalarse.
Hace unos días un grupo de jóvenes residentes en Arroyo Naranjo salió
ilegalmente del país en una embarcación rústica.
-Ellos son mis amigos –comentó otro joven-, sus destinos son inciertos
y las familias desconocen su paradero. Pero si logran llegar donde
ellos quieren, ese será su voto mejor.
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