10/19/2007
Nefasto y los nietos del general Resoplez
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) – La irrupción a todo galope en Madrid del coronel Elpidio Valdés y su heroico caballo Palmiche, ha llenado de zetas y de jotas el futuro de miles de cubanos. Los vivas y los hurras lanzados al paso del insurgente mambí y su escolta por la Puerta del Sol, son muestras de que la fabada y el potaje, las claves y las castañuelas, la gaita y el bongó, el euro y el cuc, se encuentran hermanados.
La integración es un hecho. Cuba-España, España-Cuba, son de un caldero las dos asas.Un responso en la catedral de Madrid, seis convenios económicos y culturales, más la real posibilidad de que miles de isleños se conviertan en cubano-españoles, bastan para enterrar bajo siete candados los alaridos y los tambores de guerra.
No se podía seguir con el rencor que dejó en las tropas españolas el ataque del coronel Valdés al cuartel de Jutía Dulce, si desde que nos aliamos a los peninsulares en Contra dólar y cañón, frente a los yanquis, éramos uno los nietos del mambí y los del general Resoplez.
Además, ya era hora de que los cubanos tiráramos un cabo a los españoles y les suministráramos una inyección de cubanos en su árbol genealógico, al adoptar las dos nacionalidades.
Fíjense si no hay diferencias, si nos confundimos tanto por la manera de hablar, sentarnos, comer, mentir, que se ha hecho cotidiano escuchar en La Mancha o Manatí diálogos como el siguiente.-¿Usted es española de Madrid? –le preguntaron a una turismulata que andaba en el séquito del coronel Valdés y Palmiche por la estación Atocha.-No, señor, soy española de Caimanera.-¿Y esa aldea dónde está ubicada? ¿En la zona roja de Navarra?-No, en la negra de churre de Guantánamo –contestó la joven con más acento y fervor que La Pasionaria.
Y así, día tras día, escuchamos diálogos del mismo corte, llenos de amor a la patria, de lucha por mantener la identidad, lo nuestro, en cada hogar cubano que busca en los archivos llenos de comején, en las gavetas, los techos, el piso y cualquier hueco de un juzgado municipal desde los polvorientos Remates de Guane (pasando por el de la 5ta. Avenida de Miramar) hasta los lodazales de Maisí, algo que los vincule a un abuelo español, o lo que es igual, al club “Los nietos del general Resoplez”.
Por eso no me extraña que hasta Elpidio Valdés y su carnal Palmiche les tiendan un ramo de marabú a los españoles.Y nadie ponga en dudas que por ayudar a los españoles a salir de su crítica realidad y darles un espaldarazo en sus intenciones de desarrollo, los perdonemos del todo y les permitamos ser parte de nuestra casta, que no es ñuelas, sino bongó.
¿Alguien puede dudar que en un gesto de hermanamiento Resoplez y Valdés jueguen al dominó o al tejo?¿Dudan de lo que andan diciendo por ahí, que la visita fue para unir en matrimonio al caballo Palmiche y la yegua andaluza La relinchos, y así tener retoñitos de un árbol genealógico bullanguero?Tal vez los españoles no sepan valorar lo que les caerá encima con tantos miles de cubanos queriendo tener ambas ciudadanía.
Ese privilegio nunca lo han tenido ni lo tendrán nuestros abuelos de África, Asia o América Latina (la de al sur del Río Bravo, por supuesto), por muchos lazos que nos aten y parientes que nos animen. El problema es que España es nuestra madre patria, ¿y quién niega o rechaza a una madre en apuros si no los desmadrados, o los huérfanos de corazón?Salvaremos a España llenándole sus calles y tablaos de hijos putativos y putañeros.
Y no dude si ve bajar por las escalerillas de un Iberia el feliz matrimonio de Palmiche y La Relinchos, secundados por Elpidio Valdés tocado con boina y armado de arcabuz, canjeados frente al Bazar Inglés por su machete y el sombrero mambí, a un nieto del general Resoples.
Eso se lo aseguro yo, Nefasto “El Manigüero”.
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