10/17/2007

ELECCIONES: EL GOBIERNO DE CUBA ES ABSOLUTAMENTE ILEGAL


2007-10-17.
Jaime Leygonier, Periodista Independiente

El Gobierno de Cuba hace años que funda su apariencia de legalidad en instituciones y cargos ”electivos” de mentiritas, pero su violación constante de su propia Constitución y Ley electoral lo hacen ilegal respecto a sus propias leyes.
Como patentiza en el hecho de que en sus parodias de elecciones las asambleas de vecinos que nominan candidatos para delegados de las llamadas circunscripciones, hace años que carecen del quorum imprescindible para ser válidas.

La prensa afirmó recientemente que más de 7 millones de electores se reunieron en estas asambleas, pero el pueblo sabe que es falso y lo comenta con indiferencia.

Las asambleas –incluso las mostradas por la propaganda en noticieros de televisión y fotos del diario Granma– reunieron a un puñado de ancianos y mujeres y sesionaron sin quórum.

Resultado del descontento y desilusión de la población que se manifestó en la no celebración de las fiestas oficiales del 26 de julio y el 28 de septiembre, en que personas tenidas por entusiastas progubernamentales o incluso vinculadas al gobierno, no colocaron banderas en las fachadas de sus viviendas.

Situación poco compatible con la “masiva asistencia” a las reuniones electoreras de los trompeteados 7 millones.

El actual régimen dictatorial de Cuba llegó al poder por las armas en 1959 tomándoselo a la dictadura del Gral. Fulgencio Batista que lo usurpara en l952. Todas las organizaciones que combatieron a Batista lo hicieron con el programa y compromiso de restablecer la progresista Constitución de 1940 y convocar a elecciones libres, a la mayor brevedad.

En el poder por la fuerza de las armas, vitoreados como héroes por un pueblo que endiosaba al carismático Fidel Castro, éste creó un Gobierno provisional, declinó –modestamente– la presidencia, y como Primer ministro fue el amo absoluto.

Por esto muchos que combatieron a Batista, enfrentaron la nueva dictadura del proletariado, Castro los acusó de traidores y pro yanquis y alegó el estado prácticamente de guerra civil en que estaba el país para aplazar las elecciones.

Entonces convocaba gigantescas manifestaciones y exhibía a las multitudes que aplaudían sus discursos como ”ejemplo de democracia directa” que hacía innecesarias las elecciones.

En l976, la coyuntura nacional –con férreo dominio de la cúpula de poder tras aplastamiento militar de la resistencia– e internacional -acuerdos entre la U.R.S.S. y E.E.U.U.-, permitieron la maniobra cosmética de dotar a ”la Revolución” de una Constitución socialista y un sistema aparentemente electoral.

Ello esperanzó durante unos años a los simpatizantes del Gobierno que desesperaban por el desorden y la ineficiencia generados por éste. Y permitió a la dictadura camuflarse un poco.


Pronto quedó atrás el ”Año de la institucionalización” sin que los organismos institucionales -eunucos, disfuncionales- aliviaran el desbarajuste generado por la carencia de derechos reales y el destructivo control estatal de la vida económica.

El pueblo —simpatizante o descontento– jamás se engañó por los malabarismos con las palabras ”órganos de poder, Asamblea del Poder Popular, Constitución, Legalidad socialista”, siempre estuvo claro de que quien mandaba era Fidel y aquellos jefes que de él recibían autoridad para obrar con métodos voluntaristas.

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