Aitor Hernández-Morales | Madrid / ElMundo.es
Históricamente la Unión Europea siempre ha mirado hacia España para determinar su relación con Cuba. La actual Posición Común, propuesta por José María Aznar y adoptada por el Consejo de la UE en 1996, tiene como objetivo el "apoyo al proceso de transición hacia una democracia pluralista y el respeto a los derechos humanos" dentro de la isla.
Bajo las condiciones del texto, la UE se compromete a evaluar la situación de los libertades civiles en la isla y proceder con la evolución de su relación con la isla según los avances que se van logrando. El problema, según los observadores europeos, es que la situación no mejora.
"Si acaso, han empeorado las cosas en Cuba", dice el eurodiputado socialista Luis Yáñez, miembro de la Delegación en la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoaméricana. Coincide con él el eurodiputado popular José Ignacio Salafranca, que explica que "la situación con Cuba es una anomalía ya que es el único país de Latinoamérica que no tiene vínculo de relación oficial con la UE, pero eso no es culpa de Bruselas. Cuba sigue fuera porque no cumple las condiciones de la cláusula democrática: el respeto a los derechos humanos, la abolición de los delitos políticos, la liberación de los presos políticos, etc.".
Basándose en el principio comunitario del respeto hacia los derechos humanos y las libertades civiles, la Posición Común establece que no se pueden normalizar las relaciones con Cuba hasta que se note alguna mejora fundamental. Dado que no mejoran, lo único que pueden hacer los Estados miembros es esperar, seguir observando, e intentar ayudar a la disidencia pacífica dentro de país en la mayor medida posible. En este aspecto ha destacado la actual Presidencia sueca de turno.
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