De vez en cuando, el gobierno cubano sale con una solución mágica para los problemas, a eso tiene acostumbrado al pueblo. Recientemente, en la sesión de la Asamblea del Poder Popular correspondiente al primer semestre del año, se aprobó la constitución de la Contraloría General de la República, que según algunos dirigentes entrevistados por la televisión, la diferencia del Ministerio de Auditoría, el hecho de que asume cuatro grandes direcciones: Auditoría, Supervisión, Control y Prevención.
Otro aspecto que la hace distinta es que podrá ejercer sus funciones en las embajadas de Cuba en el exterior y otras dependencias que se encuentren fuera del territorio nacional. Sin embargo la cartera de la Contraloría la asume la actual Ministra de Auditoría.
Todo esto es una finta, para que se piense que se está combatiendo la corrupción. Pero, después de 50 años, muy pocos creen, aunque es iluso imaginar que no haya quien todavía tenga fe -a pesar de toda la desilusión que se ha vivido- de lo que se suponía fuera un proyecto humanista y para el bienestar del pueblo. Sin embargo la realidad ha demostrado que solo los que dirigen son los beneficiados, lo que ha creado dos nuevas clases sociales: los dirigentes y el pueblo, quizás los filósofos estudien este fenómeno más adelante.
¿Quién podría hacer la lista de los que “han dejado sus cabezas” a lo largo de estos 50 años, en diferentes cargos de dirección, como: Ministros, Vice Ministros, Directores, etc., y hasta Vice-Presidentes del Consejo de Estado y de Ministros? Pero hasta ahí llega, los hermanos Castro han sido intocables, hayan hecho cualesquiera barbaridades, todas en nombre del pueblo de Cuba.
Mientras un servidor del sistema no se haya salido de la línea, le han admitido vivir cómodamente, despilfarrar recursos, hacer regalos del patrimonio estatal, etc.; pero cuando pierden el rumbo de la obediencia ¡Oh! ¡Horror! No practican la austeridad revolucionaria y como Luis Orlando Domínguez (Landy) o Diocles Torralbas, -por poner solo dos ejemplos- se les acusa de tener varias casas, hacer juergas con mujeres en el extranjero, y cualquier etcétera. Todo esto sucede ¡de pronto!… Se entera la alta dirección del país, que nada sabía e inmediatamente son defenestrados. Increíblemente, todavía hay personas de la tercera edad que dicen: “Al Comandante en Jefe lo tienen engañado”.
Es el propio sistema el que engendra la descomposición de todo lo que toca, y sólo así se mantiene en el poder, porque son precisamente ésos, los corruptos, los que con su inmoralidad (la doble moral no existe, hay una sola, si no se toma su camino, entonces se es inmoral) apoyan la irregularidad con que se cohabita en el país, aunque exista una Constitución y una legalidad inventadas para darle legitimidad al sistema, se vive al margen de ellas. Lo más brillante que ha logrado Fidel Castro, es que el mundo sepa que viola sus propias leyes, y lo acepte.
Solo basta mirar con el nivel que viven algunas personas, por ejemplo los inspectores, esos que se encargan de que se cumpla lo dispuesto. Cada establecimiento que tienen bajo su custodia, les paga una mesada, igual que los italianos de Estados Unidos de América le pagaban a Don Vito Corleone, el “Padrino”, en la famosa película de la obra de Mario Puzo, llevada al cine por el director Francis Ford Coppola.
¿Es que el salario de una dependienta de tienda, de un cajero de CADECA (Casas de Cambio), de un custodio o de un simple maletero de hotel, les permite tener en sus casas el nivel de vida del que ostentan? El gobierno sabe perfectamente que no, pero se hace de la “vista gorda”, porque son estas personas las que utiliza para movilizar a la Plaza de la Revolución, en las Brigadas de Respuesta Rápida, y cada vez que quiere decir que el pueblo lo apoya.
Precisamente es la necesidad la que hace robar e inventar, a todos aquellos que se dejan manipular por el sistema, porque las personas honestas, no roban, ni venden su ideología para poder obtener una posición cómoda, donde corromperse.
Todo este juego lo maneja muy bien desde arriba, la alta dirección del país. Es por eso que toma medidas que a algunos les parecen descabelladas, pero que perfeccionan el oportunismo y la zancadilla –quítate tu para ponerme yo- que tanto se practica. Hay quienes se preguntan ¿cómo es posible que los teléfonos se repartan por barrios a criterios del CDR (Comité de Defensa de la Revolución? ¿A quién se le ocurrió llevar a una asamblea en los centros de trabajo el derecho a comprar un televisor? Todos saben que ambas situaciones, que son solo ejemplos de lo que sucede, traen como consecuencias rencillas entre vecinos y trabajadores, pero esa es la semilla que hay que sembrar para recoger el fruto, todos tratarán de esforzarse, para en un futuro poder ser beneficiados.
La Contraloría General de la República de Cuba, llega en un momento en que se hace necesaria para la imagen que quiere proyectar el país, como siempre con el oportunismo que ha caracterizado al sistema, pero sin objetivos de solucionar lo que les es imprescindible para sostenerse: la corrupción que engendra.
Ciudad de La Habana, 31 de agosto de 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario