8/10/2009

Sin verlas pasar

Por: Martha Beatriz Roque Cabello

Hay personas en el exterior, que piensan que algunas de las denuncias que se hacen por parte de los opositores, son comunes en casi todos los países, pero no evalúan que precisamente el hecho de que salgan de Cuba, las hace diferentes; ya que durante 50 años el régimen dictatorial cubano se ha cansado de decir que el socialismo es equilibrado y que se trabaja para y por el pueblo. Sin embargo no se ve por ningún lugar la justicia social y precisamente es lo que se quiere recalcar, ya que cualquier país democrático no tiene que presumir de eso, pero aquí se resalta una y otra vez, que “es la mejor democracia del mundo”; en fin, que el gobierno presume de ser: “lo más mejor y lo más completo.

Los mecanismos que se emplean para obtener algunos resultados, resultan tan complejos, que son prácticamente increíbles. Para poder asimilar algunas de estas cuestiones, hay que tener en cuenta que el poder totalitario que existe en el país, lo controla todo y lo puede deformar para hacerlo asimilable al que lo ve desde lejos.

Como es bien sabido, el “logro” de la educación se encuentra en crisis, en primer lugar por la falta de maestros. Es muy difícil encontrar quiénes quieran ejercer esta profesión, en general es enrevesado hallar quien quiera trabajar en Cuba, a pesar de los problemas económicos y las necesidades acumuladas.

Hay otras situaciones que afectan a esta “estrella de la corona de Fidel Castro” que ha sido por años uno de los temas principales de su discurso, pero la que más se palpa en estos momentos es la deficiencia técnica de los educadores, que ha traído como consecuencias –catalogadas de grave por el propio régimen- la escasez de conocimientos que tienen los que terminan carreras universitarias en: ortografía, gramática, sintaxis, prosodia, geografía de Cuba y universal; historia en general, porque la que cuentan en las escuelas desde la primaria, no es más que la tergiversación de todos estos años de desastre. José Martí, resulta ser el autor intelectual del ataque al Cuartel Moncada y aunque parezca mentira -y quizás hasta una broma de mal gusto- hay educandos que piensan que participó en esta aventura.

En estos momentos desesperados, para poder mantener los niveles de educación, los alumnos que pasan a tener estudios universitarios, deberán ejercer 5 años como maestros. Esto implica una cadena de desventuras, porque les trasladarán a sus estudiantes, en primer lugar, la misma falta de conocimientos y como es lógico la desidia y el desamor al magisterio, que les sabrá a algo impuesto.

También hay otras cosas que se han estado arrastrando de generación en generación, como es el mal hablar, no solo en el sentido chabacano, que abunda mucho, pero sí en la forma prosódica de las palabras; lo que hace que estas nuevas generaciones escriben como hablan, resumido todo en el vocablo mal. Además, tienen la errónea convicción, que la computadora con sus sistemas les podrá resolver el problema de la ortografía.

Hace apenas un tiempo atrás, cuando todavía Otto Rivero, ahora caído en desgracia, dirigía la llamada “Batalla de Ideas”, habían camiones que con este rótulo puesto, distribuían meriendas en las escuelas para los alumnos seminternados, debido a los nuevos horarios que se habían programado, salido íntegramente de la mente de Fidel Castro, que de forma minuciosa dirigía todos estos aspectos de la enseñanza. Fue también el inventor de un maestro integral, del que pasaba de un grado para otro con los alumnos, etc., en fin el artífice de la educación cubana. Hoy su hermano, heredero del trono, plantea que no habrá más gratuidades en las escuelas, lo que se puede entender como que se acabó la merienda.

Ciertamente, algunos alumnos no la consumían, pero otros sí y era un alivio para los padres. Hay que tener en cuenta que para prepararle una merienda al niño de forma cotidiana, hay que acudir a la libreta de racionamiento, que sólo permite adquirir un pan por persona diario, a un precio módico, como siempre saca en cara la dirección del país: “subsidiado”. La adquisición de otro tipo de pan, no regulado, implicaría un gasto de 5 pesos o 10, en dependencia del lugar del país, pues en la capital casi todas las panaderías que lo venden, tienen precios de 10 pesos cubanos, que es un poco menos que lo que gana un trabajador promedio al día.

Es una realidad que el cubano tiene muchas necesidades materiales acumuladas, pero también esta falto de satisfacer otras de tipo espiritual. Los niños, algunos adolescentes y otros ya mayorcitos, tres generaciones completas de nacidos después de la toma de poder de esta “Involución”, tienen también ansias alimentarias, porque por ejemplo, no conocen frutas como: la manzana, la pera, que se venden en divisas; pero algunas más sencillas como el anón y la guanábana, que son de producción nacional y que están tan perdidas como el plátano manzano. Y mejor no mencionar cosas prohibidas: ¡el camarón, la langosta, la carne de res!, que algunos nunca las han visto pasar.

Ciudad de La Habana, 10 de agosto de 2009.

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