AFP - LA HABANA — El diario estatal Juventud Rebelde arremetió este domingo contra "la enfermiza obsesión" de funcionarios y responsables que bajo el pretexto de "cuidar la imagen del país" censuran información, rechazan la crítica e impiden el análisis público de los problemas de Cuba.
"La enfermiza obsesión por cuidar 'la imagen' del país, del ministerio, la empresa o el territorio" es "más recurrente que la preocupación por los propios desaguisados de la realidad", señaló el diario en inusual enfoque.
Esa frecuente tendencia "en ocasiones es paranoia" por conservar puestos y cargos "cuando de lo que se trata es de mejorar la realidad", agregó.
Recordó que "el socialismo europeo desapareció porque extravió el visor de lo que realmente sucedía, y la brújula para rectificar la ruta. Esa lección no puede olvidarse".
En Cuba, todos los medios son estatales y durante décadas se silenció el debate alegando la necesaria unidad ante Estados Unidos y los anticastristas.
Pero desde que Raúl Castro sustituyó hace tres años en la presidencia a su hermano enfermo, Fidel Castro, el debate y la crítica han comenzado a abrirse paso impulsado por el propio gobernante, aunque con resistencia de la burocracia.
"Nuestro socialismo requiere observarse sistemáticamente, sin aferramiento a imágenes idílicas, ni engañosas pretensiones de si somos el mejor de los mundos", dijo el periódico.
En otros casos esa posición "obedece a una extendida confusión que no pocos asumen, quizá sin mala intención: los problemas (del país, del ministerio, la empresa o el territorio) no deben dilucidarse públicamente, porque demeritan las reales conquistas de la Revolución", señala.
"Y esa ceguedad, de la cual beben oportunistas e indolentes, con cargo o de filas, puede alimentar la sensación de que todo anda bien", advierte.
El periódico afirma que lo "más pernicioso es que confundamos la realidad con los deseos y, aferrados a los nobles paradigmas de nuestra sociedad, no descubramos dónde, cuándo y con qué intensidad la realidad cotidiana los desmiente. Ese sería el peor servicio a la Revolución".
Algunos consideran la crítica como "cosa de flojos" o "darle armas al enemigo" -dice el diario- pero "el misil más peligroso que podemos ofrendarle a quienes quisieran desmantelar una obra de 50 años es el silencio, la simulación, la doble moral, la conformidad, la desactivación de la intransigencia", advierte.
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