TEGUCIGALPA, jul 4 (Reuters) - A Hermine Reyes se le desfigura el gesto en una mueca de desprecio cuando habla de Hugo Chávez, lanzando una andanada de insultos contra el presidente venezolano al que acusa de ser el verdadero y único culpable de la crisis política en Honduras.
Aunque el detonante del golpe de Estado el domingo fue la insistencia del derrocado Manuel Zelaya en realizar una consulta que abriera su camino a la reelección, el divorcio con buena parte de la población y las autoridades comenzó casi un año antes por forjar una alianza con el "Comandante" Chávez.
"¡Odio a Chávez! ¡Zelaya no era más que un títere de Chávez para imponernos una dictadura comunista, un aprendiz de tirano!", gritó Reyes, una abogada de 37 años, mientras aferraba con los nudillos enrojecidos un arrugado cartel en el que se leía: "No a la dictadura chavista. Fuera Mel Zelaya".
El controvertido líder socialista venezolano ha acaparado gran parte del protagonismo en las multitudinarias manifestaciones esta semana a favor y en contra de Zelaya, secuestrado y expulsado del país por militares armados.
Como muchos países del mundo, Chávez condenó el golpe de Estado, reclamando la vuelta al poder de su aliado. Y hasta amenazó en un principio con una intervención militar, aunque después moderó su discurso.
"Vaya, vaya a Venezuela a ver cómo vive esa gente, como están eliminando la propiedad privada, como silencian a los medios. Y eso es lo que nos esperaba a nosotros", dijo vehemente el ingeniero Ascario Solano, de 52 años, mientras decenas de hondureños aplaudían su discurso.
Ascario dice que no le importan las sanciones ni la condena internacional con tal de librarse de una amenaza que veía como inminente y fatal para Honduras, un empobrecido exportador de textiles y café que podría ser suspendido el sábado de la OEA.
La inquina contra Chávez no sólo se ve en las calles. En cuarteles, iglesias y empresas muchos no dudan en señalar a Caracas como el factor desestabilizador en una nación tradicionalmente aliada de Estados Unidos.
"El presidente Zelaya estaba llevando el país hacia el 'chavismo', estaba siguiendo ese modelo que no es aceptado por los hondureños", dijo el presidente interino, Roberto Micheletti, en una entrevista con Reuters el día después del golpe que ha sido condenado mundialmente.
EL FACTOR CHAVEZ
Chávez fue el primero de una oleada de mandatarios de izquierda surgidos de las urnas que paulatinamente fueron cambiando el signo político en una región considerada por décadas el patio trasero de Washington, que patrocinó decenas de golpes de Estado e intervenciones militares.
Principal aliado de la Cuba comunista y tenaz detractor del "imperialismo estadounidense", Chávez es considerado por unos como el campeón de los pobres, mientras otros lo ven como un autócrata peligroso cuya ambición es perpetuarse en el poder.
Su ecléctico "socialismo del siglo XXI" ha sido asumido como bandera política por otros líderes en la región, como el ecuatoriano Rafael Correa y el boliviano Evo Morales, quienes ganaron amplio respaldo popular entre la clases más desfavorecidas en países con un histórica desigualdad social.
A otros no les fue tan bien. La relación del candidato a la presidencia peruana Ollanta Humala con Chávez fue un lastre en las urnas, que arrojaron como ganador al liberal Alan García.
Pese a que su popularidad había caído en los últimos meses, muchos siguen respaldando al depuesto Zelaya en Honduras y creen que el golpe fue un complot de las elites políticas y económicas por su respaldo a los humildes, a los que benefició con alzas del salario mínimo y ayudas monetarias directas.
Analistas creen que Zelaya, un empresario maderero que llegó al poder en el 2006 como líder del Partido Liberal, cometió un error de cálculo cuando cambió bruscamente su moderado discurso tradicional por una retórica izquierdista en una de las naciones más conservadores de Centroamérica.
"Entre correr el riesgo de tener a un Mel Zelaya como Chávez 12 años, contra lo que está pasando, esto no es nada", dijo el empresario ganadero Santiago Ruíz.
"La comunidad internacional tiene que darse cuenta: cualquier cosa es poco para escapar de ese destino", aseguró.
(Editado por Anahí Rama/Gabriel Burin)
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