Por: Martha Beatriz Roque Cabello
Desde el domingo 28 de junio, que se produjo el “golpe de Estado” en Honduras, la noticia más importante del día está relacionada con esto, lo que implica que la televisión cubana lleva dos semanas machacando en el retorno de Manuel Zelaya a la presidencia. En el resto del planeta una noticia tapa otra y deja de ser la principal, aquí no; con tanta falta de ideología que tiene el sistema se agarra de cualquier clavo caliente, y se mantiene ahí aunque ya se haya enfriado.
A lo largo de estos días, se ha podido constatar el doble discurso de muchos de los dirigentes del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas), entre ellos del presidente cubano Raúl Castro, que leyó todo una perorata de libertades y democracia durante su intervención en la Cumbre Extraordinaria del Grupo de Río, que se efectuó en Nicaragua.
Qué decir de Hugo Chávez apuntándole con el dedo como golpistas a los que tomaron el poder en Honduras, y otros epítetos como “goriletes”, etc., se le olvidó totalmente que en el año 1992 él trató de dar un golpe de estado en Venezuela, que aunque fracasó costó vidas humanas. Al parecer hay acciones de este tipo buenas y malas, en dependencia de quién las ejecute.
Un día después de que la ex primera dama de Honduras, señora Xiomara Castro de Zelaya, declarara a la prensa que estaba escondida, porque ella y su familia eran perseguidas y sus vidas corrían peligro, encabezaba las protestas contra Roberto Micheletti en la capital; y no le tocaron un pelo de la cabeza.
Por otra parte su esposo se refería a la brutalidad policial y al derecho de los países democráticos a manifestarse en las calles. Claro, hay que recordar que Cuba está fuera de estas afirmaciones, por ser según él mismo, una “democracia diferente”. Aquí nadie puede manifestarse. Un ejemplo muy del momento, es la cantidad de disidentes que han sido detenidos, advertidos y no los han dejado demostrar sus ideas, por un aniversario más del hundimiento del Remolcador 13 de Marzo, que se lleva a cabo todos los años el 13 de julio, en el que van al mar a echar flores para recordar que aún permanecen los cuerpos de los niños y sus familiares en el fondo de las aguas donde tuvo lugar la masacre.
También el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, en su primera plana, en varias ocasiones ha mostrado la “brutalidad golpista contra manifestaciones en Honduras”; el propio “compañero Fidel” en sus “irreflexiones” hace mención a la brutal represión golpista en ese país. De lo que no habla la prensa cubana es del opositor Ernesto Díaz Esquivel y de su padre José Díaz Silva, que fueron golpeados por la policía política el pasado 25 de mayo, el primero conducido a prisión (Combinado del Este) el 8 de junio, después de buscarles testigos falsos, que no podían haberlo reconocido a la distancia que señalaron y además de ser acusado de golpear él a la policía, que incluso sacó sus armas y las rastrilló.
José Díaz Silva, fue pateado por un oficial de la policía política que lo retó a fajarse con él y tuvo que ser conducido al hospital Clínico Quirúrgico, donde fue ingresado en observaciones por el peligro que corría dado el lugar donde se produjo el golpe. También con el cabo de la pistola le dieron en el antebrazo, cuando en posición defensiva trataba que no le alcanzaran la cabeza. José fue a la Estación de Policía de su Municipio, con el certificado médico a hacer la denuncia, allí le dijeron que la persona que le había golpeado no era de la policía, sino un ciudadano enardecido por la actividad contrarrevolucionaria que se celebraba en su casa. Como respuesta a su derecho ciudadano, está preso desde el día 11 de junio en Valle Grande, pendiente de juicio por incitación a delinquir. Pero antes, la policía política le había dicho que él era responsable de que su hijo hubiera ido a prisión, y como es de esperar en este tipo de régimen “democrático especial”, a Ernesto le dijeron que su papá estaba preso por su culpa.
Ninguno de los presidentes de la izquierda neofascista de América Latina (con o sin el consentimiento de los que critican esta denominación, y que no tiene nada que ver con la otra izquierda), quiere admitir su actitud injerencista ante la situación de Honduras, pero no se cansan de arengar a los que apoyan a Zelaya para que se mantengan en las calles, aunque saben que la gente se agota y que también tienen que trabajar para poder llevar el sustento a sus familias.
Sin embargo, el ex presidente enfermo fue más directo al dirigirse al propio Zelaya a través de la prensa -pues según ellos mismos, se sabe, que han estado constantemente en contacto telefónico- cuando le dijo: “No sería comprensible que Zelaya admita ahora maniobras dilatorias que desgastarían las considerables fuerzas sociales que lo apoyan y solo conducen a un irreparable desgaste”.
Son incompatibles los planteamientos de estos defensores del ex presidente hondureño, con lo que en realidad hacen en sus propios países. Aunque la nota más discordante entre todos ellos –indiscutiblemente- ha venido de parte de Hugo Chávez, el que se puede calificar de “el incongruente mayor”.
Ciudad de La Habana, 14 de julio de 2009.
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