7/03/2009

EL CACIQUE EN JEFE, LAS TRIBUS Y LOS BATEYES.


Antes de la conquista española, en la isla que hoy se llama Cuba, había pobladores que llegaron 5000 años antes de Cristo y se asentaron allí, en diferentes tribus llegadas de otras islas del Caribe. Vivían en comunidades según su cultura y habilidades, tenían una vestimenta común que consistía en taparrabos y muchos adornos en oro y piedras preciosas.

Los Guanahatabeyes considerados descendientes de los primeros pobladores, eran los más atrasados, no cazaban ni pescaban, vivían en cavernas y solo comían raíces, perros mudos, frutas, cangrejos e insectos y radicaban al occidente de la isla.

Los Siboneyes, construían sus casas sobre troncos de madera en zonas pantanosas, donde tenían sus viveros de peces y moluscos. También consumían aves, jutías, tortugas y frutas. Vivieron en una amplia zona central de la isla desde Camaguey a la Ciénaga de Zapata. Tenían sus propios caciques y convivían en relativa armonía con los Taínos, ya que por la inferioridad cultural, estaban sometidos como sirvientes -no como esclavos - pero también aprendían mucho de estos, cómo sembrar la tierra y cultivar en viveros, peces y moluscos.

Los Taínos, de origen arahuaco, considerados los mas adelantados, llegaron alrededor del primer milenio después de Cristo, y eran los mas populosos y prósperos. Conocían la talla en madera y modelar vasijas de barro. Hacían un deporte llamado Batos y actividades culturales de canto y baile llamados Areítos.

Consumían prácticamente todo tipo de alimentos. Cultivaban viandas y frutas, sembraban y curaban su propio tabaco para fumar; cazaban y pescaban y, también tenían viveros para la cría de peces y moluscos; dominaban el fuego, con el cual cocinaban y se alumbraban por las noches. Preparaban un pan llamado casabe, hecho de harina de yuca, en sus propios hornos. Las carnes las hacían a la barbacoa.

Construían sus Caneyes o Bohíos de caña brava y techo de guano de palma real. Dormían en hamacas y vivían en comunidades llamadas bateyes. Eran navegantes y hacían con hachas de piedra, sus propias canoas de troncos de árboles, con capacidad hasta para cincuenta personas.

También conocían de medicina y hasta practicaban la castración y la cesárea. Usaban varias plantas medicinales como la manzanilla, cojioba, yerba santa, guaguasi, que utilizaban para los dolores y reuma. Así mismo, usaban el almacigo, el tabaco, la cebadilla y la xutola, para los partos complicados. Detectaban y limpiaban la nigua y el piojo; trataban las fracturas, aislaban a enfermos contagiosos y enterraban a sus muertos. Aunque su gran población era al Oriente de la isla, se cree que algunos asentamientos llegaron al Centro y Occidente de la isla.

Los Caribes no se consideran nativos. Eran navegantes y guerreros, que atacaban a otras tribus, incluyendo a los Taínos. Como todos los demás, vivían en cacicazgos independientes, que consistían en un líder o cacique y los más viejos como consejeros y, los guías espirituales o Behíques.

Ahora, los indios actuales viven bajo el dominio de un solo cacique descendiente de conquistadores españoles que, financiado por el oro negro de un cacique Arahuaco y, protegido por una tribu africana del Oriente de la isla mantiene un férreo control sobre los pobladores asentados aun en bateyes, y a quienes no se les permite residir en los asentamientos donde nacieron, ni salir de la isla sin autorización del Cacique en jefe.

Les está prohibida la caza y la pesca, hacer canoas para explorar otras islas del Caribe y no se permite el casabe ni la barbacoa. Comer carne animal es una ofensa grave. Sólo los caciques del Consejo Político y sus guerreros más fieles, están autorizados a comer los más exquisitos platos. Extinguieron todas las aves, los perros mudos, los gatos, las iguanas y las jutías. No están permitidos los viveros para peces y moluscos. Desapareció el cangrejo y la langosta. Por causa del marabú, no se puede cultivar la vianda ni las frutas y, el tabaco es solo para el conquistador español.

No hay troncos ni caña brava para construir bohíos y, tumbar palmas para usar su guano como techo, también está castigado, como lo está hacer tallas en madera y la confección de vasijas de barro. Los taparrabos son de uso, donados por descendientes desterrados, que viven entre las tribus norteamericanas. El oro y las piedras preciosas fueron desapareciendo en varios períodos de la historia, por la llegada de los abuelos españoles del Cacique en Jefe. Sin embargo, los últimos 50 años han sido los más devastadores del patrimonio cultural. El Cacique en Jefe y el Consejo de Ancianos, pensando que los huracanes pueden destruir toda la riqueza, la han sacado de la isla, rumbo a una tribu llamada España y la otra Suiza. Casi todos los Historiadores de los bateyes consideran que el Cacique en Jefe es descendiente directo de una relación homosexual e incestuosa entre Diego Velásquez y Hernán Cortés

Los pocos behíques que quedan en la isla, no tienen plantas medicinales para curar ni los piojos. No tiene remedios para el reuma ni los dolores artríticos. Los enfermos contagiosos conviven con el resto en barracones insalubres y sin proporcionarles alimentos adecuados, aunque cuando mueren no pagan en oro el funeral. Aún practican la cesárea, pero mucho mas el aborto y, para la castración, usan otro método menos doloroso que la maceta al que llaman peligrosidad pre-delictiva.

El dominio del fuego para cocinar y alumbrar las noches, habilidad envidiada por otras culturas pre hispánicas, está desapareciendo y, se calcula que en los próximos tres años, no se encuentren ni cocuyos para dar luz a los trillos.

Y es que, de las grandes calzadas y avenidas, solo quedan unos pocos trillos en penumbras.

Los consejeros siguen siendo los más viejos de la tribu, incondicionales y sumisos al Cacique Único, seguramente descendientes de Siboneyes. El Consejo de Ancianos y Guías Espirituales, se reúne una vez al año para escuchar el glorioso informe del Cacique en Jefe, donde resume lo extraordinarios éxitos de su gestión. El Consejo aplaude ruidosamente y aprueba sin quitar una coma, todo lo que dice el jefe. Los que no aplauden ni aprueban, descendientes del cacique Hatuey, son sometidos a crueles tormentos, la hoguera o el destierro hacia otras islas y continentes

Ahora los jugadores de Batos, los behíques, cantantes y bailarines del Areito, son traficados como esclavos a otras tierras en busca de oro, para satisfacer las ambiciones del cacique en jefe y su Consejo, quienes necesitan mucha piedra amarilla, para poder transportar a sus Caribes a guerrear a otras tierras de América y África. Algunos logran escapar y residir entre otras tribu continentales, adaptándose a las nuevas costumbres con cierta facilidad, lo que esta repercutiendo en la despoblación nativa y la posible extinción de la cultura autóctona de la isla.

Frank A. Caner

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