6/27/2009

Cuba: miseria económica y pérdida de soberanía

"...Cuba tenía el ingreso más alto de Latinoamérica cuando Castro subió al poder en 1959. Con el marxismo, la economía cubana se volvió inviable. Fidel Castro era muy macho y muy mandón hacia adentro, para someter a los cubanos con los fusiles rusos. Pero era servil hacia fuera, haciéndole los mandados a la Unión Soviética..."

Manuel Hinds

Con la tímida apertura que Raúl Castro ha inaugurado en Cuba, algunas estadísticas sobre el comportamiento de la economía del país se han ido filtrando, poco a poco. Son escasas y atrasadas, pero dan una idea de lo que hay adentro de la isla. Lo que pintan no es muy agradable.

Mientras que las estadísticas reflejan un crecimiento similar al del resto de la América Latina en los primeros treinta años del régimen de Castro, todas ellas pintan un colapso alrededor de 1990, que marca el momento en el que la Unión Soviética desapareció y dejó de sostener a Cuba. Ese colapso y la trayectoria posterior de la economía cubana muestran muy claramente que en esas primeras tres décadas de Castro el país dependía totalmente de la ayuda soviética, de tal manera que al desaparecer ésta, la economía cubana cayó en un bache permanente del que nunca más ha salido.

Consideremos las exportaciones cubanas y comparemos con las de El Salvador desde 1960, el año siguiente del ascenso de Fidel Castro. En los primeros años, hasta llegar a 1979, los crecimientos de las exportaciones de los dos países se mantuvieron bastante cerca. De esa fecha a 1992, Cuba tomó ventaja por la guerra en El Salvador. Pero a principios de los noventa la caída de la Unión Soviética causó dos eventos relacionados: el fin del apoyo soviético a Cuba, que luego llevó a la terminación de la guerra en El Salvador.

El Salvador despegó mientas Cuba se fue al piso nuevamente, y se quedó allí hasta ahora. Para 2007, Cuba exportaba 5 veces y El Salvador 35 veces lo que habían exportado en 1960.

Todas las estadísticas disponibles muestran esta realidad tan deprimente. Lo mismo ha pasado con un indicador que refleja muy cercanamente el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB, la producción total de un país): la producción de energía eléctrica. En ella también hubo un colapso a principios de los noventa, mientras la producción en El Salvador subía exponencialmente. Para 2006, Cuba producía 3 veces la electricidad que producía en 1971; El Salvador 7,5 veces.

Esta es una desgracia para el pueblo cubano, que era el que tenía el ingreso más alto de Latinoamérica cuando Castro subió al poder en 1959. Con el marxismo, la economía cubana se volvió inviable. O se consigue un tío rico, que la mantenga, o se estanca y declina miserablemente. El precio de tener un tío rico es vender la soberanía del país, convertir a su gobierno en un mandadero sobalevas de un régimen extranjero.

Fidel Castro era muy macho y muy mandón hacia adentro, para someter a los cubanos con los fusiles rusos. Pero era servil hacia fuera, haciéndole los mandados a la Unión Soviética, que tenía mucho dinero porque, igual que Rusia ahora, no era un productor industrial eficiente pero tenía la suerte de tener petróleo, gas y otros productos mineros, que era lo que exportaba.

En los últimos años el régimen cubano se ha conseguido otro tío rico, a quien también hace los mandados: la Venezuela de Chávez. Es menos rico y por tanto menos poderoso de lo que era la Unión Soviética, por lo que puede ofrecer menos por la servidumbre de Cuba. Pero, después de tantos años de declinación, el precio del orgullo de Cuba también había bajado. Antes, la Unión Soviética daba lo necesario para mantener a Cuba al nivel de Latinoamérica. Ahora el país se vende por unos barriles de petróleo.

Fuente: Cato Institute/Diario Exterior

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