La recién terminada semana, ha estado llena de acontecimientos de un lado y otro del Estrecho de la Florida, con interpretaciones bastante disímiles para los analistas políticos y de hecho con días cercanos impredecibles.
Sin ser exactamente cronológicos, las tensiones comenzaron en San Pedro de Sula, Honduras, cuando después de un discurso de Hillary Clinton -con un lenguaje bien fuerte- sobre la posibilidad de cancelar la suspensión de Cuba en la Organización de Estados Americanos (OEA), por consenso se resuelve todo. Al parecer la Secretaria de Estado de los Estados Unidos de América se quedó corta, porque aunque algunos conocedores del tema se refieren al segundo punto del documento que se emitió, hay tres palabras con “p” no precisas: prácticas, propósitos y principios; pero para nada se menciona la Carta Democrática de esta organización. Lo cierto es que el gobierno cubano se ha tomado esto como una victoria, y ha afirmado –a través de su ex Presidente enfermo- que es una derrota sufrida por la diplomacia de los Estados Unidos de América. ¡Claro!, se quedó con el deseo del desagravio, que no llegó.
El presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular en la isla, Ricardo Alarcón de Quesada, contesta que Cuba no entrará en la OEA, mientras se cocina dentro de los países del ALBA, la constitución de una nueva Organización Latinoamericana, sin la inclusión de los americanos y los canadienses.
Para garantizar las nuevas filosofías sobre la democracia, expuestas por el presidente Manuel Zelaya de Honduras, durante la reunión de la OEA y hacer más fuerte el bloque del ALBA, se anuncia la incorporación de Ecuador, cuyo presidente Rafael Correa, es –indiscutiblemente- dentro de este grupo el cerebro pensante.
Como algo -prácticamente sin importancia- sale a la luz pública en Miami, una relación virtual de Antonio Castro (al parecer el hijo predilecto de papá Fidel) que lo muestra como una persona irresponsable y llena de deseos de poseer “las pacotillas del capitalismo” que siempre ha criticado el gobierno y que puede tener como lectura que se han penetrado los servicios de inteligencia del régimen, por la desobediencia del médico favorecido.
Al parecer la consigna de “Ahorro o Muerte” expresada por el entonces presidente del Banco Nacional de Cuba, Francisco Soberón Valdés, por la cual el periódico Granma le hizo una réplica a la Agencia de Prensa Reuters, no fue muy bien acogida. Una variante –con estilo ajedrecístico- se llevó a cabo para liberar a Soberón de todos sus cargos, “a solicitud propia”. Sin lugar a dudas, uno de los hombres con más poder financiero en el sistema.
Un grupo de balseros, sorpresivamente, recala en el Malecón habanero, casi frente a la Oficina de Intereses. Todo parece indicar que perdieron la brújula y casuísticamente, casi le podían gritar al balcón del Jefe de la SINA: “Mírenos, que estamos aquí”
El régimen da una respuesta positiva a la proposición de Washington de restablecer las conversaciones migratorias y de correo. Incluso, el propio Fidel Castro en su última “Reflexión” de la semana, hace mención a ello, cuando afirma: “…Las noticias de que se están produciendo contactos importantes entre Estados Unidos y Cuba, en cuestiones de interés común”…
Llega la información del matrimonio, detectado por el FBI, como espía del gobierno cubano, en el Departamento de Estado. Los esposos: Walter Kendall Myers (agente 202) y Gwendolyn Steingraber Myers (agente 123), son puestos a disposición de la justicia, acusados de diferentes cargos criminales, vinculados con hechos de espionaje, durante 30 años a favor de la dictadura castrista. Se produce inmediatamente la refutación de Fidel Castro, en sus acostumbradas “Reflexiones”, que titula: “La respuesta ridícula a una derrota”, y en la que le dice a esta pareja: “si te he visto, ni me acuerdo”, algo bien difícil, dada la buena memoria de la que siempre ha querido hacer gala.
Aunque se plantea que estos dos elementos utilizaban métodos muy similares a los de Ana Belén Montes, y que tenían acceso a información de alto nivel secreto, hay personas que piensan que todavía no han encontrado al “espía Rey”.
Dentro de la Isla, hay todo un maratón de medidas, para reducir el consumo de petróleo, tratando por todos los medios de no afectar a la población, ya que como todos los días le toman el pulso a la situación social, saben que el escenario no es nada favorable para dejar sin electricidad al pueblo, sobre todo en la capital del país. La crisis económica global ha afectado a la economía de supervivencia de la Isla, y cada día que pasa se hacen más escazas las provisiones, más difíciles los recursos financieros y con tanto tiempo de necesidades acumuladas, las protestas personales en la calle, no se han hecho esperar. Es uno de esos tiempos en que se puede comparar la situación con una olla de presión en plena ebullición, por lo que hay que tener cuidado con este endeble momento, ya que la experiencia dice que cualquier cosa puede suceder. Si está o no al mando Fidel Castro, hay que recordar que siempre han sido muy difíciles de pronosticar sus reacciones, sobre todo con presidentes demócratas que han querido acercarse a Cuba: Johnson, Carter y Clinton.
Un filme norteamericano de ficción –de algunos años atrás- cuenta la historia de un gánster que es detenido al cruzar la frontera entre Canadá y Estados Unidos de América. Cuando logra pasar, llama a su socio por el celular y le cuenta lo ocurrido. El amigo le dice, que de forma aleatoria en la frontera hacen estos registros y que puede ser una casualidad; pero el mafioso le contesta: “Me voy caminando y voy a botar el celular, porque en este negocio no hay casualidad”.
Se le debería recomendar, por parte de sus asesores, al presidente Obama, que bote el celular. ¡Por si acaso! Porque los acontecimientos son muchos y con Fidel Castro, no hay casualidad.
Ciudad de La Habana, 8 de junio de 2009.
Colaboración de Enrique Artalejo
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