El presidente estadounidense Barack Obama recibió este sábado en la Casa Blanca por primera vez al brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, cuyo país ofrece un atractivo perfil de mediador en América Latina y de innovador en el campo energético.
A poco más de quince días de la decisiva cumbre del G20 en Londres, Lula quiere preguntarle a Obama qué piensa hacer para ayudar a desbloquear el crédito bancario a nivel mundial, como ya está intentado en su país con masivas ayudas, según explicó antes de llegar a Washington el viernes por la noche.
Pero el tono de la primera reunión entre ambos líderes debería ser ante todo de cooperación y propuestas, destacaron fuentes oficiales de los respectivos gobiernos.
Lula, de 63 años, y Obama, de 47, encarnan en sus respectivos países dos hitos de calado histórico, el primero por su condición obrera y el segundo por ser el primer presidente negro de Estados Unidos.
El brasileño llevará también con toda seguridad el mensaje de que hay que luchar contra el proteccionismo, como proclamaron este mismo sábado su país, Rusia, India y China en una reunión de ministros de Finanzas del G20.
Al mismo tiempo, “el presidente Lula, con modestia y humildad, pretende ayudar a hacer que (Obama) mire hacia la región (latinoamericana) con la óptica correcta”, en palabras del canciller brasileño, Celso Amorim.
Tanto Venezuela como Bolivia, vecinos de Brasil y obstinados críticos de Estados Unidos, saludaron la iniciativa de Lula de plantear una profunda reorientación de las relaciones de Washington con la región.
“Saludo la iniciativa del compañero Lula”, afirmó el mandatario boliviano Evo Morales el viernes en La Paz. El venezolano Hugo Chávez se ha expresado también en términos parecidos.
“Apreciamos el interés de Brasil de promover un diálogo constructivo en toda la región”, dijo el responsable de América Latina en el Departamento de Estado, Tom Shannon, al presentar la visita de Lula a la prensa el viernes.
Temas espinosos para Washington como el embargo contra Cuba podrían salir en la conversación a solas entre Lula y Obama en el Despacho Oval.
“Esperamos que Brasil plantee esas cuestiones ante nosotros”, reconoció Shannon.
Con ese tipo de iniciativas, Lula se afirma de nuevo como el interlocutor privilegiado en la región, al mismo tiempo que avanza sus peones en el campo internacional, como principal voz latinoamericana en el club de países emergentes.
Obama tiene también sus objetivos prácticos al recibir a Lula, entre ellos la ambiciosa agenda energética que ha diseñado para su país.
Brasil es el primer productor mundial de biocombustibles, y el etanol está presente en los tanques de gasolina de todos sus vehículos.
Obama quiere gastarse en la próxima década centenares de miles de millones de dólares para reducir la dependencia energética del exterior y estimular las fuentes alternativas en su país.
Brasil y Estados Unidos tienen un memorando de entendimiento sobre biocombustible firmado en marzo de 2007, pero sus términos no pasan de una cooperación técnica por el momento.
Brasil tiene también unos inmensos yacimientos petrolíferos que apenas está empezando a explotar en aguas profundas.
Antes de ver a Obama, Lula se reunió con el secretario general de la gran central sindical estadounidense (AFL-CIO), John Sweeney.
Fue una “discusión muy positiva”, indicó Sweeney tras salir del encuentro. “Hablamos sobre empleo, economía y de la venidera cumbre del G20″, explicó.
Tras su visita a la Casa Blanca, Lula viajará a Nueva York para un foro de inversores a celebrarse el lunes.
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