CARMEN DE CARLOS CORRESPONSAL ABC.es
BUENOS AIRES. El fantasma del caótico Gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001) sobrevuela de nuevo Argentina. La guerra desatada entre el sector agropecuario, en huelga intermitente durante los últimos tres meses por un aumento impositivo, y el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, está dejando heridas en la economía, la sociedad y en el mismísimo corazón del poder que comienza a perder fuerza.
Con el presunto objetivo de frenar el drenaje de paros, movilizaciones y creciente polarización social de los últimos cien días, el oficialismo, con el ex presidente y titular del Partido Justicialista (PJ), Néstor Kirchner, a la cabeza, convocó para mañana una megamanifestación en la Plaza de Mayo. Luis D´Elía, piquetero a sueldo del Gobierno y encargado de dispersar a golpes y palos a manifestantes críticos, se erigió ayer en portavoz de la convocatoria y acusó al ex presidente Eduardo Duhalde de querer «dar un golpe de Estado económico».
En la Plaza de Mayo, emplazamiento emblemático de Argentina, el pasado fin de semana Kirchner y la plana mayor del Gobierno peronista de su esposa, Cristina Fernández, se echaron a la calle -por la noche-, con cientos de seguidores y matones para jalear a la actual Administración y desplazar una pequeña manifestación que, a golpe de cacerolas, protestaba por la detención de uno de los líderes del campo y dieciocho huelguistas.
Rumores de dimisión
En un clima de hartazgo y tensión por un conflicto puntual que ha adquirido categoría de problema de Estado, Argentina es testigo de las primeras fisuras en el bloque peronista y de las alianzas extrapartidarias que sostienen al Ejecutivo. El actual vicepresidente del Gobierno, Julio Cobos, un radical que forma parte de la denominada «transversalidad» que define a los partidos de la oposición que responden al oficialismo, ayer difundió una carta en la que toma distancia del matrimonio Kirchner al pedir que intervenga «el Congreso de la Nación, lugar por excelencia de la expresión de la pluralidad y representatividad de una sociedad democrática». En tres meses de huelga del campo el Gobierno, con mayoría en ambas Cámaras, ha impedido que se celebre una sesión para abordar un problema que tiene al país en vilo. También ayer el rumor de que Cobos tenía previsto presentar su dimisión, como en su día hizo el ex vicepresidente Carlos «Chacho» Álvarez con De La Rúa, salió publicado en la prensa.
A las disidencias extrapartidarias hay que añadir las internas del peronismo. Figuras históricas que, en su mayoría, no dependen del bolsillo de la Administración central, demandan por primera vez al Gobierno que dé marcha atrás con las medidas que provocaron las protestas y se siente a dialogar con el Campo. En concreto apuntan a la supresión de las llamadas «retenciones móviles», un impuesto variable a la exportación de algunos granos que ya roza el 48 por ciento.
Con ese objetivo en mente, tienen previsto reorganizarse en una corriente nueva denominada Unión Popular (UP), según informaba ayer el columnista Carlos Pagni, en el diario «La Nación». El ex presidente Eduardo Duhalde, padrino político de los Kirchner y sin cuya ayuda jamás habrían alcanzado el poder, estaría ejerciendo de maestro de ceremonias.
2 comentarios:
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