Viajando avenidas, calles desoladas,
muros y piedras de antaño
tropiezan en el carruaje
el paisaje contemplando
de escombros y vertederos
Al viento vuelan papeles
con pinturas maltratadas
escudos sin palmas verdes...
y un pañuelo carmesí
pintado con una estrella
Yugos que abrazan Iglesias,
campanas sin campanarios
pintadas miles de flores
posadas en los osarios
Camina lento el carruaje
las ruinas al contemplar
en sus simas empinadas
nacen plantas marchitadas
sin clemencia por el sol ,
escuchándose un lamento
mientras las deshoja el viento
De hambre ahuyando perros,
caminos deciertos andando en tinieblas,
no hay luces ni soles, ni puertas pintadas
perpetuo en las plazas se quedó el
invierno,
palomas, gorriones y aves sin nido
al cielo reclaman la lluvia de mayo
la llegada anciada de la primavera
no hay verdes jardines ni olor a azucenas
Solo hay una pena, con ojos de luna
su llanto es de agua de manso arroyuelo,
bañados sus pies con el agua salada
los seca en la arena
!pobre, pobre pena!
De verdes penachos su cuerpo cubierto,
novia es del mar
su amigo es el cielo
al que ella le cuenta
sus sueños y anhelos
Dormida sueña una puerta adornada
con cintas de fiesta
y blancas palomas volar en los cielos
Y al amanecer despierta cansada,
su espalda encorvada dormida ha cargado
una cruz de madera
que hace sombra ante los ojos
de aquel que despierto sueña,
de aquel que sueña dormido
Construir navíos de muertes, lanzar sueños
a las olas
de sal hacer los sepulcros
enterrarse en en lo profundo,
si tiene suerte en el mundo
sobrevivir el abismo
desesperado y profundo,
lograr construir castillos
bajo un cielo
que no es tuyo
En la distancia
sobre el hombro la mirada
de aquello que se ha dejado
Sobre mármol ultrajado
quedan las flores marchitas
en aquellos campos santos
Los caminos destrozados y de madera la cruz
haciendo sombra en los sueños
de los ojos de los vivos
Y lastimando las tumbas su madera carcomida
acompañando los muertos
la cruz de madera queda
en la tierra consumida.
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