2/10/2008

Cuba: Mucho ruido.... pocas nueces

Por Celso Sarduy Agüero
Director de Liberpress
El régimen de la Habana, ha incrementado en las últimas semanas los fuegos de artificio y las falsas señales de estar promoviendo un proceso de cambio político. Este espejismo fue lanzado a rodar por el dictador heredero Raúl Castro en su discurso del 26 de Julio de 2007. En esa ocasión convocó a los cubanos a "manifestar sin miedo" sus opiniones, aunque fuesen críticas. Desde luego estas opiniones debían estar canalizadas adecuadamente en un proceso de asambleas en centros de trabajo, escuelas y hasta en la propia cuadra. De esta forma se garantiza que las críticas se realicen siempre bajo las batuta de las organizaciones que fungen como correas del sistema: el Partido Comunista de Cuba, la Unión de Jóvenes Comunistas, el seudo-sindicato único:la Central de Trabajadores de Cuba, los comité de vigilancia y delación de cada cuadra: los CDR (Comité de Defensa de la Revolución) y sin dudas las infaltables cámaras ocultas de la Seguridad del Estado.
Según estadísticas del propio régimen cubano se compilaron 1.300.000 opiniones que evidencian el malestar de la población respecto a la miserable vida cotidiana que padece la inmensa mayoría de los cubanos. Los temas más recurrentes: la escasez de alimentos, el pésimo sistema de transporte, los bajísimos salarios, el bimonetarismo discriminatorio, las prohibiciones de alojamiento en los centros turísticos, la falta de libertad para viajar al extranjero e incluso dentro del propio país, la imposibilidad de tener la propiedad real de viviendas y tierras, la prohibición de acceder libremente a Internet y, en fin, un largo etc.
También se ha propiciado un descongelamiento de la censura que pesaba sobre diversas obras teatrales, cinematográficas y literarias cubanas.
Paralelamente la prensa oficial divulga "cuestionamientos" de artistas e intelectuales y aún más: el reconocimiento público de Raúl Castro de la enorme cantidad de prohibiciones existentes en Cuba. Por último y en el colmo del cinismo el régimen ha manifestado su intención de suscribir los tratados internacionales que reconocen los derechos civiles y políticos y los derechos económicos y sociales, ambos pactos auspiciados por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
A grosso modo estas son las últimas "señales de cambio" que nos llegan de la Isla y que tantas expectativas están suscitando en la prensa internacional. Que la cúpula gobernante intente hacernos creer que está conociendo ahora la paupérrima vida que les han impuesto a los cubanos me parece una tomadura de pelo, pues los únicos responsables de la extraordinaria involución que ha sufrido Cuba son ellos.
Hoy numerosas las agencias de prensa internacionales hablan a coro de la "apertura cubana", poniendo como ejemplo el cuestionamiento de los estudiantes de la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas) al Presidente de la Asamblea Ricardo Alarcón y las declaraciones críticas hacia el sistema de Silvio Rodríguez y otros artistas y escritores. En realidad estos personajes son los menos creíbles pues forman parte de la casta de privilegiados que le ha vendido el alma al diablo por unas migajas y son capaces de bailar al compás de cualquier ritmo que le dicte el régimen para conservar sus privilegios, como aconteció en 2003 cuando un grupo de intelectuales y artistas suscribió una carta de apoyo a la dictadura en el caso de las condenas a muerte contra tres jóvenes cubanos por el secuestro de una embarcación para poder huir del paraíso socialista, a pesar de no haber ocasionado víctimas. Entre los firmantes se encontraban hasta intelectuales católicos y desde luego el infaltable Silvio Rodríguez.
Respecto a la política de Derechos Humanos la nueva estrategia es aparentar un cambio con la firma de los dos tratados internacionales antes mencionados, que desde luego no se van a cumplir y la concurrencia a reuniones periódicas con el gobierno socialista español para abordar este asunto, incluso se incorporará el canciller brasileño a la próxima reunión a efectuarse en Madrid. La intención evidente es lograr el levantamiento de las sanciones de la Comunidad Económica Europea, sin pagar ningún costo político la dictadura cubana, ni ceder un ápice en ningún tema que roce su permanencia.
Raúl Castro y sus cofrades: los generales millonarios reconocidos como el sector más pragmático de la nomenclatura castrista generan esta estrategia basada en el anuncio de supuestos cambios pero esta claro que no les interesa resignar un milímetro de poder. La realidad es que los presos políticos continúan languideciendo en las mazmorras de la tiranía, continúan los juicios sumarísimos por aberrantes cargos como "peligrosidad social" y "desacato" contra los opositores pacíficos, no han cedido las golpizas y los actos de repudio de los grupos parpoliciales rodeando las viviendas de los opositores impidiéndoles salir de sus domicilios. ¿De qué apertura nos hablan si en las recientes elecciones a la Asamblea del Poder Popular no se le permitió a los opositores ni acercarse a los colegios electorales, mucho menos presentarse organizadamente como alternativa electoral? ¿Dónde están los modificaciones a las absurdas legislaciones vigentes como la "ley Mordaza"? ¿De qué dialogo sobre derechos humanos se habla con el Gobierno español si los opositores no pueden participar en igualdad de condiciones en esa mesa de conversaciones?
Es imperativo alertar a la opinión pública internacional para que no siga comprando la descomunal campaña propagandística que le está vendiendo la dictadura y no ceje en su reclamo por la suerte que corren en esta lucha desigual que libran cada día los miembros de la oposición pacífica cubana en defensa de la libertad.

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