1/03/2008

“Son los tumores que impiden que los países latinoamericanos sea naciones serias”


“Mientras los latinoamericanos no se sacudan la costra, los tumores y el detritus de sus bochornosas y corruptas élites políticas y empresariales, sus países no serán naciones serias y respetables”. Lo dice, en su columna de hoy, Antonio Sánchez García.

Foto: Daniel Leclair - Reuters

Esta es su columna completa:

Mientras los latinoamericanos no se sacudan la costra, los tumores y el detritus de sus bochornosas y corruptas élites políticas y empresariales, sus países no serán naciones serias y respetables. América Latina, sus coroneles, sus truhanes y mercachifles que fungen de alcaldes, de gobernadores, de parlamentarios y hasta de presidentes de repúblicas dignas del apelativo de republiquetas que les endosara el Libertador han sido desde los tempranos tiempos de la Independencia el hazmerreír de los Estados Unidos y de Europa. Materia de comiquitas – el coronel Tapioca - y novelas de suspensos – Nuestro hombre en La Habana -, de películas de política ficción – Missing - y novelas truculentas – Tirano Banderas. Un vergonzoso folklore del que no ha escapado ni siquiera nuestra propia literatura.

A la infinita vergüenza de dictadorzuelos corruptos y ladrones se creyó poner fin con el socialismo marxista. El remedio salió infinitamente peor que la enfermedad. Cuba pasó de ser una isla corrupta y degenerada, bajo el mando de politicastros y sargentones, a ser un gigantesco campo de concentración, hundida en la humillación y la miseria. Como no lo conociera en sus quinientos años de historia, cuando llegara a ser una de las sociedades más prósperas del Caribe. Siguiendo su pretendido ejemplo purificador el continente se abalanzó a las más insólitas y escalofriantes aventuras políticas, arrastrando consigo a pueblos enteros. ¿Quién asume la responsabilidad por las decenas de miles de muertos, asesinatos políticos, atentados terroristas, presos, perseguidos, encarcelados y desterrados por dictaduras de todo pelaje, grupos guerrilleros de asalto y desvaríos que manchan de rojo nuestra historia contemporánea? ¿Quién puede decir hoy que no ha sido tocado por la furia devastadora de la estupidez, la crueldad y el infortunio de este último medio siglo?

Excelente materia prima para guionistas y directores hollywoodenses inescrupulosos, que cansados de mermar de la maldad irreal de villanos de comiquitas, vuelven el interés de sus financistas hacia un mundo donde sobreviven y dominan villanos de verdad verdad, caudillos ungidos con coronas de falsas pedrerías, ricos de pacotilla sentados sobre la gallina de los huevos de oro de sus riquezas primarias, empresarios pegados a las ubres de sus esquilmados y engañados pueblos como garrapatas insaciables. Para darles un barniz de credibilidad y un falso certificado de buena conducta.

Dramático, terrible y desconsolador que esa fauna repugnante del sindicato político del crimen latinoamericano esté conformada hoy por hoy por figurantes de cartón piedra escudados en ideologías de izquierda. Daniel Ortega, Evo Morales, Cristina Fernández, Tabaré Vásquez y, last but not least: el teniente coronel Hugo Chávez, máximo líder de todos ellos, representan la culminación y el fin del desastre político de dos siglos.

Expulsarlos de sus corrompidos santuarios del mercadeo y el cambalache político es una misión de higiene moral del más alto significado. Jamás, por efecto del siniestro militarismo y sus nefastos y cruentos golpes de estado, que así resuelvan los problemas dejan secuelas y heridas demasiado profundas, como en Chile. O vuelven dar paso a los politiqueros y fantoches, como en Argentina o Uruguay. La tarea debe ser predicar y predicar ganándose el favor de los pueblos, para que la renovación moral comience por ellos mismos, desde sus bases. Y sean los pueblos quienes expulsen a estos fariseos socialistas.

Venezuela tiene una suprema responsabilidad. Debe zafarse cuanto antes de la ignominia que la abruma. De ella depende, en gran medida, el futuro de nuestra atribulada región. Lo pedía el Libertador, hoy malversado en el colmo de la hipocresía por el más corrupto y perverso de todos ellos. Es una tarea pendiente e impostergable.

LA LETRINA
Antonio Sánchez García

noticias24

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