1/19/2008

El candidato incómodo

Los Miquiis de Miami - El mandarín de Castro en Washington, Jorge Bolaños, puntualizó que Raúl Castro no había tendido la rama de olivo a la administración Bush, sino a la próxima. Castro tendrá entonces que pedirle al babalawo diputado, Antonio Orestes Castañeda Márquez, hacer un trabajito con raíces y hojas molidas de kunkua para quitar a John Sidney McCain III del camino hacia la Casa Blanca. Siendo piloto de la Marina estadounidense, Mc Cain fue derribado sobre Hanoi (octubre 26, 1967). Al publicar The New York Times que era hijo del jefe de las fuerzas de los EE.UU. en el Pacífico, sus captores ofrecieron liberarlo si reconocía haber cometido crímenes de guerra. McCain rechazó el trato y se atuvo al código militar de honor: los prisioneros de guerra son liberados en el mismo orden en que fueron apresados. Para marzo de 1968 quedaba confinado en solitario dentro de un agujero de 2 x 2 metros. Aun enfermo de disentería, empezaron a torturarlo metódicamente: golpizas cada dos horas, bayonetazos en los tobillos, colgadura por horas de las muñecas... Al cuarto día McCain escribió que era un «oscuro criminal [y] pirata del aire». Tras negarse en redondo a firmar otra confesión, las golpizas se reanudaron a razón de dos o tres por semana. McCain saldría en libertad (marzo 15, 1973) sin poder doblar las rodillas ni elevar los brazos por encima de la cabeza. Fue homenajeado (mayo 24, 1973) por el presidente Nixon (foto), consiguió rehabilitarse como piloto y al cabo se metió en política. No abunda en que identificó como agente cubano a uno de sus torturadores, pero Castro sabe que McCain no ha perdido la memoria.

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