"Contra-reflexión"
Celso Sarduy Agüero
Buenos Aires, 28 de Enero de 2008- Generalmente llegar al final de una larga vida significa para muchos hombres notables acaparar un importante acervo de sabiduría. Este no parece ser el caso del dictador Fidel Castro, quien después de ocho décadas de vida y haber coqueteado con la muerte continúa a través de sus "reflexiones" divorciado de la realidad y ciego y sordo ante la evidencia palmaria de la superioridad absoluta de las sociedades libres respecto a las sumidas en la locura colectivista. Si fuese solo un ejercicio de terquedad intelectual o de la ceguera ideológica de un punto de vista más, sería de lamentar por las influencias que siempre deja cualquier opinión de una personalidad pública, pero no revestiría la gravedad de este caso; pues acá se trata de la vida y "hacienda" de más de once millones de cubanos dentro de la Isla y de otros dos millones o más en el extranjero que sufrimos indirectamente sus coletazos. Ahora el Tirano nos viene con el cuento de que la alimentación de los cubanos es un tema difícil de solucionar, luego de medio siglo de tiranía. A decir verdad se quedó corto en su apreciación, el tema alimentario no es difícil de solucionar sino imposible con este sistema de organización político/económica donde el estado es dueño de todos los medios de producción y donde la vida y decisiones de cada uno de sus habitantes están milimétricamente controlada por un dictador y sus secuaces. No es una cuestión de extensión territorial, como pretende mentir este caballero, pues debemos recordarle que la extinta Unión Soviética fue el mayor país del mundo en su momento, con tierras, climas y costumbres de todo tipo y tampoco lo consiguió, o el caso de la antigua República Democrática Alemana (que era cualquier cosa menos democrática y republicana) que después de ser absorbida por su vecina Alemania Federal, pasados diecinueve años de la caída del Muro de Berlín y con más de cien mil millones de Euros invertidos no alcaza hoy el desarrollo de la Alemania Occidental por una razón sencilla: los sistemas colectivistas enferman el alma de los pueblos, destruyen su creatividad y crean seres dependientes del Estado. Por último y a la vista de todos tenemos la vida de los habitantes de las dos Coreas, ambas comparten idéntico territorio, clima, idiosincrasia y cultura. De un lado tenemos a la República de Corea más conocida por Corea del Sur, uno de los países más pujantes y con mayor ingreso percápita del planeta; sede de varias de las compañías fabricantes de autos, electrodomésticos, barcos y otros de fama mundial. Del otro tenemos un país víctima de la dictadura hereditaria más antigua del Mundo, que ha creado el régimen más opresivo del Planeta, donde un pueblo esclavizado y famélico sufre grandes hambrunas con centenares de miles de muertos y sobrevive gracias a la ayuda internacional obtenida mediante el chantaje de un ataque nuclear. Para salir de medio siglo de involución Cuba no necesita la fórmula mágica de ningún iluminado que supedite los proyectos de vida de las mayorías a nuevos proyectos faraónicos salvadores. El primer paso indispensable es retornar al sistema republicano con su sistema de contrapesos sustentado en la separación real de poderes, donde impere la supremacía de un estado de derecho que garantice la observancia irrestricta de los derechos individuales. Debemos anteponer la libertad individual como un fin en si mismo que se valdrá del sistema democrático como el medio idóneo para llegar al mismo. Derechos individuales tales como el derecho de tenencia, usufructo y traspaso de la propiedad y el respeto de los contratos, son los que permiten las inversiones indispensables para que los ciudadanos tengan una vida digna. Una economía libre de mercado es un sistema de libre concurrencia donde los consumidores premian o castigan a aquellos que logran satisfacer o no sus necesidades. Por consiguiente es el sistema democrático por antonomasia pues los consumidores con sus preferencias votan cada día sobre la permanencia o no de los oferentes de bienes y servicios. Una sociedad libre y abierta es un sistema en permanente transformación donde cualquier intervención estatal estará inclinando la balanza hacia los elegidos por la burocracia y por consiguiente le estará abriendo las puertas a la corrupción. De igual modo deberá existir libertad total de contratación y despido en concordancia con la entrada y salida del mercado de las empresas y pequeños negocios. En fin, un sistema libre es un sistema de elección permanente, es un sistema de seducción y no de imposición u opresión. La observancia a rajatabla de estos principios son imanes para atraer inversores extranjeros y la condición indispensables para que aparezcan, se desarrollen millones de talentos que hoy están desperdiciados e incluso encarcelados por intentar prosperar y solucionarle problemas a sus semejantes. Ya es hora de que el Tirano o sus herederos tiren la toalla y dejen de embaucar a los cubanos con seudo-reformas como la de permitir pequeñas propiedades rurales o citadinas o el retorno a una moneda única. La propiedad no está supeditada a ningún permiso es un derecho elemental y la moneda o las monedas en curso y el valor de la/s misma/s lo deciden los consumidores de acuerdo a la confianza en las instituciones y el valor fiduciario que las respalda. Sería conveniente que de una buena vez el dictador se aparte del poder, deje en paz a los infortunados cubanos y los libere de sus experimentos funestos de ingeniero social derrotado. Es una atropello a la ética más elemental el cautiverio de todo un pueblo sumido en la miseria y el atraso por el intento de mantener a toda costa la supervivencia de un régimen opresivo sustentado en la utopía más sanguinaria de que se tenga noticia en conjunción con la terquedad de un anciano megalómano y decrépito que aún tiene el despropósito de pretender dar consejos a pesar de su rotundo fracaso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario