El 10 de diciembre, en horas de la mañana, el viejo Alfredo, como lo llaman cariñosamente sus amigos, logró burlar el cerco montado por cederistas y miembros de la Brigada de Respuesta Rápida. A pesar de su precario estado de salud, no podía dejar de asistir a celebrar esta fecha como hace cada año.
La marcha fue pacífica y en silencio y a pesar de la presencia de la prensa internacional, los disidentes fueron atacados violentamente por las turbas paramilitares. Un miembro de la Seguridad del Estado, con técnicas de inmovilización, logró sacarlo. Fue conducido a la fuerza hacia un carro de primeros auxilios. Una mujer coronel del Ministerio del Interior, lo insultó llamándolo gusano y asalariado del gobierno de los Estados Unidos.
Las fotos tomadas ese día y luego publicadas reafirman esos hechos. En una de ellas se ve al viejo Alfredo conducido violentamente por este agente de la Seguridad del Estado. Estas fotos servirán como pruebas para que un día se haga justicia y serán pruebas concluyentes para juzgar a los culpables de actos tan cobardes como maltratar físicamente a un anciano pacífico cuyo único delito es reclamar que se cumplan y respeten los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su país.
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