
Laritza Diversent Cambara
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - El pasado mes de agosto, la rastra marca VW, con matricula HV-977, perteneciente a la unidad empresarial subordinada a la Empresa Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos (ECOMED), partió con una carga de medicina para distribuir en diferentes regiones del centro y oriente del país.Junto con las cajas de medicamentos, se transportaban tanques de 60 litros de peróxido de hidrogeno a un alto por ciento, sustancia química inflamable.
En estas mismas condiciones, otros camiones de la misma base de transporte efectúan el traslado de cargas sin que se analicen los peligros que entrañan.
En varias ocasiones, los chóferes a cargo de la transportación advirtieron al jefe de tráfico y secretario del partido de ECOMED, Carlos Bécquer, los riesgos del traslado de las medicinas con el peróxido. Este último es proclive a hacer combustión debido a las altas temperaturas, sin contar con que un simple derrame podría contaminar el resto de la carga.
En el embalaje de este producto se indicaban las especificaciones para su transportación debida. También se mostraban las afectaciones producidas a causa de las elevadas temperaturas en contenedores, vehículos y su exposición a los saltos provocados por el mal estado de las carreteras.
En estos movimientos de carga existe la posibilidad de que ocurran tragedias que pondrían en peligro la vida y la seguridad colectivas. Los conductores también han comunicado a sus directivos que existen carros especializados en la transportación de este tipo de sustancias.
A pesar de las advertencias e insistencia acerca de los riesgos y sus posibles consecuencias, el jefe de tráfico hizo caso omiso de los mismos, respondiendo que no habría ningún problema. Esta actitud imprudente infringía el deber de cuidado impuesto por disposiciones que regulan las actividades que generan riesgos.
Como consecuencia de lo anterior, el carro HV-977, a su llegada a la droguería de Bayamo se incendió. Puso en peligro la vida de los residentes cercanos al lugar, que tuvieron que ser evacuados con urgencia.
El siniestro se pudo extinguir rápidamente. Sin embargo, no se recuperó la carga. Lo que no se quemó, se mojó y fue enterrado, con perdidas que sobrepasan el millón de pesos convertibles.
Es imperdonable que por la incompetencia de un puñado de burócratas se pierdan tantos medicamentos que necesita la población y que escasean dentro del territorio nacional. Esta es una de las tantas razones por la que nuestra economía doméstica no prospera.
El grave incidente quedó sepultado en el silencio. Los daños fueron de considerable valor, con perjuicios a la economía. Y sobre todo, se puso en peligro la seguridad colectiva.La administración de ECOMED tampoco se pronunció al respecto.
El silencio fue denunciado los chóferes, quienes culparon a la entidad como única responsable de lo ocurrido, porque de antemano ellos le habían advertido sobre las posibles consecuencias.ECOMED, para salvar su responsabilidad y librarse de toda culpa, busca un chivo expiatorio. Desde luego, no fue entre los miembros de su administración, verdaderos culpables del accidente.
Responsabilizaron a los, el eslabón más débil de la corrupta cadena.Los recursos monetarios destinados al contrato de un transporte especializado para el traslado de la sustancia química se destinaron a la investigación de los hechos.
Los investigadores privados tenían la misión de detectar la más mínima irregularidad de los itinerarios, hoja de ruta y gastos de combustible de los transportistas.
Como consecuencia, varios trabajadores fueron separados de sus puestos de trabajo, principalmente los que denunciaron a ENCOMED. A ellos si les salió caro decir la verdad y defender los intereses del pueblo.El Ministerio del Interior (MININT) todavía busca a un culpable.
Es probable que el caso esté cerrado. Lo que para nosotros es evidente, para ellos sigue en la sombra.
Si analizamos las circunstancias concurrentes en el caso, así como las consecuencias, podemos descartar por completo una conducta imprudente.La actitud aquí es completamente dolosa (intencional) y tipifica un delito de estragos (articulo 174.1 y .3 código penal). Incluso uno más grave, el de sabotaje (articulo 105).
El simple hecho de transportar medicamentos con sustancias inflamables, capaces de producir graves perjuicios, es obra de la incompetencia y el descontrol de un sistema de gobierno como el nuestro.
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