2007-11-23.
Aimée Cabrera, Periodista Independiente/Misceláneas de Cuba
Fabio Prieto Llorente, preso de conciencia y uno de los 75, permanece aislado en una celda aledaña a un pasillo, de la prisión El Guayabo en la Isla de la Juventud.
Asombra escuchar su voz por teléfono; a pesar de los pesares, Prieto Llorente mantiene su tono jovial y, a sabiendas del poco tiempo disponible conversa con rapidez, tratando de no olvidar ningún detalle.
A mi pregunta por su familia, responde que en fecha reciente compartió con su madre, hermana e hijo, el adolescente que crece sin tener al lado a su padre para conversar de hombre a hombre, en cualquier momento deseado.
Atrás quedaron los tiempos de su estadía en la prisión Kilo 8 en Camagüey, adonde tenía que viajar su madre enferma desde la Isla de la Juventud para llegar exhausta a la limitada visita.
Prieto Llorente se queja del aislamiento que sufre hace más de un año y comenta que cuando lo sacan a coger sol por espacio de una hora, no siempre hay presos en el patio.
El añora el contacto con otras personas, escuchar sus voces, conocer como les va, a veces el periodista amante del deporte lleva consigo una pelota con la que invita a los demás a jugar.
Opina que estas irregularidades se deben a que de esa manera las autoridades carcelarias evitan que él pueda enterarse de hechos o sacar noticias sobre otros condenados de dicho penal.
Con gran optimismo se despide, no sin antes preguntar por mi familia, trabajo, y otros colegas nuestros, cierro los ojos al sonreír y alcanzo a ver su imagen apuesta y su cara siempre risueña, su espíritu se impuso, una vez más, ante tan frecuentes adversidades.
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