2007-10-17.
Guillermo Morales Catá, Corresponsal en Barcelona de Misceláneas de Cuba
Las últimas declaraciones de Hugo Chávez sobre convertir a Venezuela y Cuba en una “Confederación de Repúblicas”, constituyen una escandalosa ofensa a la libertad y la independencia del pueblo cubano, a la disidencia interna, y a la dignidad y soberanía del pueblo.
"En el fondo somos un solo Gobierno", dijo Chávez en presencia del vicepresidente cubano, Carlos Lage, el canciller, Felipe Pérez Roque, y numerosos ministros, muchos vestidos con camisetas rojas, usadas por los partidarios de Chávez en Venezuela. Lo dijo en Santa Clara, donde el pasado domingo realizó su programa “Aló, presidente”.
Cuba y Venezuela firmaron 14 acuerdos de cooperación en los sectores de petróleo, ciencia, agricultura, industria, construcción, alimentos y telecomunicaciones. Tras la firma de los convenios, al que asistió, de blanco impoluto “el hermanísimo”, Chávez aprovechó para decir que ambas naciones pueden trabajar como una "confederación de repúblicas". Y nadie le recriminó sus palabras. Nadie se atrevió hacerlo; incluso, ni el mismo Raúl Castro que no es muy dado a la diplomacia.
Claro, nadie podía desacreditar a Hugo Chávez porque su Gobierno se ha convertido en una bocanada de oxígeno para el Gobierno de los Castro, asfixiado por su degradación moral y política y por su ineficiente economía.
En un discurso de casi dos horas, Chávez dijo que con la firma de esos acuerdos se va "tejiendo una red de proyectos conjuntos para darle cada día mayor solidez a esa construcción de la unidad" y consideró que las dos naciones "podríamos conformar una confederación de repúblicas, dos repúblicas en una, dos países en uno".
"Sólo unidos tendremos fuerza para ser verdaderamente libres", dijo el nuevo dictadorzuelo venezolano, señalando que no es una "ilusión" ni un "delirio" decir que se está construyendo una "potencia regional". Chávez firmó, además, un decreto presidencial para la creación de una empresa estatal que permita instalar y operar un cable submarino desde Caracas hasta La Habana que garantice "nuestra independencia en comunicación".
"Con la firma de estos acuerdos hacemos una significativa contribución al proceso de unión e integración entre Cuba y Venezuela", se limitó a decir “el hermanísimo”.
Los cubanos que vivimos fuera de Cuba venimos viendo con preocupación el extraño amor entre los Castro y Chávez. No nos sorprendió el “cálido” recibimiento del “pueblo libre y espontáneo” que salió a las calles de Santa Clara a saludar al gobernante venezolano.
Informes oficiales desde La Habana dan cuenta con imágenes del majestuoso recibimiento. La carretera central de Santa Clara reunió a cientos de miles de villaclareños para saludar a Chávez y su comitiva, subidos en “jeeps” verdes. Era la entrada triunfar del dictadorzuelo en la ciudad del Che. Como si se tratara de grandes mareas humanas que se rendían a los pies de Kim Il Sung, Chávez alzaba sus manos para saludar, como hacen los héroes.
Pero detrás de toda esta aparatosa bienvenida, un Gobierno tan desconfiado como el de La Habana, esconde algo. Acostumbrado a exportar revoluciones, no a importarlas, quizás la firma de los 14 convenios que se han suscrito entre las dos repúblicas nos dan idea de por dónde van estos locos.
Cuidado. Algo se cierne delante de nuestros propios ojos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=12185
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