10/02/2007

Avanzando hacia la destrucción

Laritza Diversent

LA HABANA, Cuba - octubre (www.cubanet.org) - Es frecuente que la población cubana se conduzca apartada de los patrones impuestos por la minoría que detenta el poder. Esto no es otra cosa que un fenómeno de desorganización social. El mismo tiene su génesis en la precariedad del ideal comunista que difunde la burocracia castrista.La clase dirigente prometió al pueblo una sociedad nueva donde no existirían las desigualdades sociales ni la explotación del hombre por el hombre. Así lo hizo saber en el preámbulo de la Carta Magna de la República.El pueblo cubano cumplió su parte. Renunció a sus derechos económicos. Aceptó la limitación máxima de sus derechos fundamentales. Todo por el logro de los intereses generales de la colectividad.Hoy, después de 48 años de socialismo, lo prometido sigue siendo un sueño irrealizable. El aumento de las diferencias sociales, la insatisfacción económica, la miseria y las muchas necesidades demuestran la falacia contenida en el preámbulo constitucional y en el resto del texto.Esto ha determinado que la sociedad cubana haya perdido sus ligámenes consensuales que la unían a las expectativas socialistas de la clase dirigente. El ciudadano considera que está sujeto a un orden jurídico injusto y amoral, aunque se exprese y legitime en leyes y reglamentos.Las conductas que pugnan contra las normas jurídicas y los patrones de comportamiento impuestos por el orden institucional comunista no son más que un conflicto político que se desarrolla en Cuba, fundamentalmente, desde inicios de la década de los 90. Se manifiesta, de diferentes formas:1- La realización de actividades económicas relacionadas con la producción, transformación, venta y reventa de mercancías. 2- La prestación de servicios sin autorización administrativa (negocios ilegales). 3- Hurtos, apropiaciones indebidas, malversaciones, estafas, etc., que se desarrollan dentro del marco de las relaciones laborales con el estado (único empleador legal) y que afectan el patrimonio supuestamente común. Están determinados por la inexistencia del sentimiento de pertenencia por los bienes colectivos.4- La prostitución femenina y masculina, la asociación para delinquir, el aumento de los suicidios y del alcoholismo.5- La corrupción administrativa que afecta todo el régimen de relaciones sociales, principalmente las funciones públicas. Se manifiesta por medio de los sobornos, el cohecho, la prevaricación, etc.Estas conductas constituyen medios que permiten al ciudadano obtener ingresos económicos con los cuales satisfacer a medias sus necesidades personales y familiares.Son una forma de expresar el individualismo contra el colectivismo que profesa el socialismo. El individuo actúa según su propio albedrío y no de concierto con la colectividad, imponiéndose la anarquía en el régimen de las relaciones sociales.Estas acciones son además, formas de disentimiento, contradicción, rebelión. Respuestas incipientes contra el orden impuesto por la clase política. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que estas reacciones sociales son sumamente negativas. No dejan de constituir males amenazantes y socialmente reprensibles.Debe ser una preocupación constante para nosotros el hecho de que hoy, el pueblo cubano avale, acoja, admire y respalde estas conductas.Tampoco podemos olvidar que esta desorganización social provoca una crisis de hegemonía que anuncia y conlleva inevitablemente a la descomposición y destrucción de la dictadura.Los conflictos entre el orden institucional y las conductas sociales que lo violentan, ocurren cuando las normas conformistas no pueden ser aceptadas por el consenso de la sociedad.Esto, entre otras cosas, es un indicador de la crisis de legitimidad provocada por la insatisfacción de las necesidades sociales y el fracaso de la dirección de los castristas. 2) Las perversiones de PetrasLuis CinoLA HABANA, Cuba - octubre (www.cubanet.org) - La reflexión del Comandante en Jefe del día 4 de septiembre, "Los Súper Revolucionarios", me dejó en Babia. La leí y releí en Granma, la escuché con atención cuando la volvieron a leer en el noticiero vespertino de la televisión y nada. No entendí Nicomedes.Consulté con varios amigos y vecinos y todos estaban igual. Nadie sabía a quién de la ultra izquierda se refería con enojo el Máximo Líder y no nombraba cuando decía que sus consejos eran “puro veneno”.La inmensa mayoría de mis compatriotas, que no tienen acceso a Internet, sigue sin saber que el intelectual norteamericano James Petras es el “súper revolucionario” de la reflexión del Comandante que no entendieron.Resulta que hubo una áspera polémica sobre Cuba (sin cubanos) en el sitio rebelión.org y el periódico mexicano La Jornada. Bien a la izquierda y solidarios los dos.Las hostilidades se rompieron el día 24 de agosto, en rebelión.org, cuando James Petras y Robin Eastman Abaya publicaron un extenso artículo titulado “La continuada revolución de Cuba”. En él, luego de enumerar una larga lista de “logros de la revolución cubana” y a condenar el embargo norteamericano, se aventuraron a referirse a “contradicciones que podrían tornarse amenazantes al sistema si se menosprecian”.Explicaban: “Son procesos, prácticas, políticas y estructuras que gradualmente están erosionando la base del respaldo de las masas y que deben encararse con alguna urgencia mientras son todavía solucionables”.Para salir del marasmo económico y mejorar las condiciones de vida de los cubanos, recomendaban, entre otras cosas, además de importar alimentos de los países del ALBA, reconstruir la industria azucarera: “Cuando existen altos precios sostenidos para el azúcar debido al advenimiento de los biocombustibles, Cuba puede hacerse de divisas, producir etanol y reducir su dependencia de la gasolina importada, que aún con los precios subsidiados de Venezuela, está por arriba de los $30 el barril”.Lo del etanol parece ser que colmó la paciencia del Comandante y provocó que escribiera “Los Súper Revolucionarios”. Pero el asunto no terminó ahí. El día 13 de septiembre, en La Jornada, apareció el vitriólico artículo del escritor mexicano Pablo González Casanova contra Petras (a Robin Eastman Abaya la ignoró), “Cuba y un hombre perverso”. El perverso no es otro que James Petras.González Casanova, un intelectual orgánico por control remoto del régimen cubano, salió al paso a Petras con el celo y la combatividad de un responsable de vigilancia de un CDR de Marianao y la presteza de un jefe de sector policial de Mayarí Arriba.El fino olfato inquisitorial del intelectual mexicano detectó la perversión de Petras: “criticar a la izquierda desde la izquierda”. Según González Casanova, “la misión vital” de Petras es “un arte dudoso, equívoco” (¿sería la CIA quien se la encomendó?).Para González Casanova, el arte de criticar a la izquierda es dañino “por no practicarlo y también al especializarse en criticar”. Palo porque bogas y palo porque no bogas. La apasionada defensa de la revolución de Fidel Castro lleva al anciano escritor mexicano a quebrar lanzas por ella, de un modo tal que hace pensar que habla de otra revolución. Por ejemplo, cuando se queja de un logro que le faltó enumerar a Petras: “la civilidad que hace de la revolución cubana la menos violenta en la historia de las revoluciones”.Civilidad no es lo que caracteriza precisamente a González Casanova ni a Petras en su riña (dime con quien andas y te diré quien eres). La andanada de James Petras no se hizo esperar. En otro artículo suyo que apareció en rebelión.org el 17 de septiembre, calificó a González Casanova de “oportunista y papagayo”.¡Que modales para polemizar el de estos gurús de la izquierda que creen posible otro mundo mejor! ¿Los habrán aprendido en Cuba? No creo que fuera en los solares de Centro Habana que obviamente no conocen. Los aseres suelen ser más tolerantes con las opiniones ajenas que los compañeros que frecuentan los intelectuales solidarios en sus visitas a Cuba.Petras, con sombrero cowboy y hablar enrevesado, ha sido, en los últimos años, un asiduo visitante de La Habana en ocasión de la Feria del Libro, mesas redondas y eventos teóricos. Con Noam Chomsky y Howard Zinn, integra el trío Los Panchos (o The Supremes, porque son anglófonos) de la solidaridad intelectual norteamericana de altos quilates con la revolución cubana. Émulo zurdo de los Borgia en una reflexión del Comandante en Jefe, y merecedor por perverso de ir a parar a un campo del GULAG para González Casanova, es probable que lo perdamos de vista en la capital cubana. Otro más que vino por lana y salió trasquilado. No será el último. En La Habana y sus capellanías, la solidaridad tiene que ser sin consejos, objeciones ni otras perversidades.

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